sábado, 29 de mayo de 2010

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE ALGUNOS TÉRMINOS MASÓNICOS

Muchas veces los recién llegados a la Orden se preguntan “¿Qué quiere decir ésta palabra?, ¿porqué se dice?, ¿de donde salió?”. Lamentablemente, muchas veces los propios Maestros ignoramos la respuesta que habría que darles y recurrimos a la consabida y bendita tradición masónica y al recuerdo de antiguas hazañas que a los hijos de la Viuda inflama la mente y decimos “Siempre se ha hecho, viene desde muy antiguo, lo hacían los artesanos de la Edad Media” o de plano, nos escabullimos por la tangencial evasiva habitual, común y silvestre del “No es de tu grado”. Y lo que no es del grado, tampoco tiene que ser del agrado de nadie y ahí empieza el éxodo de Hermanos que salen insatisfechos, ya que, dicho de forma más metafórica, los echamos al agua y salen con sed.

Los masones presumimos de dominar el idioma español, pero en realidad estamos acostumbrados a decir una serie de inexactitudes que, por ignorancia, por comodidad, por pereza o por todas las anteriores no hemos sabido corregir. Y tampoco hace falta, porque nos tendríamos que poner de acuerdo con los Hermanos Masones de todo el continente americano, o como mínimo, con los del habla de Cervantes, por lo que conformémonos con saber algunas palabras masónicas, su origen y significado verdadero.

Tenida.- Siendo Aprendices preguntamos “¿Por qué se llama Tenida a la Tenida?” No faltó alguien con un destello de lucidez mental que se inventó la simpática historia de “significa ten y da: recibes y das”. Y suena muy poético y simplista, pero la realidad es que nuestros Hermanos españoles dieciochescos se quedaron con la palabra francesa “tenue”, adaptándola a la lengua de Cervantes por “Tenida”. En realidad, el vocablo francés “Tenue” significa simple y llanamente “Sesión”. Si fuéramos puristas del lenguaje a nuestros trabajos les llamaríamos “sesiones”. Como se ve, la realidad es mucho menos romántica.

Houzze.- No cause sorpresa si les aclaro que decir “Houzze” tiene el mismo efecto que cuando los piratas del cine dicen a los marineros“¡Ahoy!”, pues se trata de un cognado de alzamiento. Es decir, un vocablo que tiene como fin el de estimular a la audiencia. La palabra es, por supuesto, hebrea y, según el Diccionario Enciclopédico de la Masonería significa “acacia”, lo mismo que su similar árabe “Huzza”. Los marinos ingleses (y masones por cierto) a quienes les gustó la palabrita la adaptaron a sus trabajos y de ahí nos llegó a nosotros. Por cierto, se pronuncia “juzé” y no “Josué” como dicen algunos. Esta palabra requeriría de un ensayo mucho más amplio.
Antiguos y Aceptados.- En el siglo XVII, los masones operativos, al verse cortos de membresía, comenzaron a admitir en su seno a personas ajenas al oficio de la construcción, con lo que nació la Masonería Especulativa. En 1729 se comenzó a utilizar la fórmula de “Antiguos y Aceptados”, eufemismo por “viejos y nuevos”. Los primeros –los “Antiguos”- se referían a los masones operativos, los albañiles o alarifes, pues, los masones tradicionales. Los segundos –o “Aceptados”-, a aquellos que habían ingresado sin pertenecer de antemano al Arte Real. Hoy en día, la fórmula es obsoleta, pues a menos de que iniciemos a arquitectos, albañiles y carpinteros de tradición hermética, todos debemos ser “Aceptados”.

Asaz y Fementidos.- Si pudiéramos ver los ojos de los recipiendarios al momento en que se pronuncian éstas dos palabras en cierta ceremonia y casi en una misma frase, notaríamos desconcierto en los mismos, pues casi nadie sabe qué quieren decir éstos antiguos vocablos. Pues bien, “asaz” es una forma elegante, aunque arcaica de decir “muy” o “bastante” y “fementidos” se refiere a aquellas personas que dicen una mentira a sabiendas de que lo es. Así de simple y de sencillo.

Profano.- Generalmente nos instruyen en el sentido de que la palabra viene de dos vocablos: “Pro”, que es fuera, afuera de y “Fanum”, que significa “Templo”. En realidad, fanum jamás ha significado Templo, por lo que declárome ignorante en saber de dónde sacaron nuestros Hermanos de antaño dicha definición, cuando el original latín es “templum”. Fanum en realidad significa “lugar consagrado”, que lo mismo puede ser un Templo que una casa, un claro del bosque a cielo abierto o el kiosco de un parque. Fanum proviene de la partícula FA que significa “manifestación”, como phainô (fanía), o “revelación” y también del dios Fanes, el original dios de la Luz. Así que somos paganos después de todo.

Logia.- “Significa universo y se tomó del antiguo sánscrito”. Así de fácil resuelve de un plumazo todo manual de Aprendiz respecto a la palabra más importante y quizás la más repetida de nuestra Orden. Para que se vea el eclecticismo de la masonería, los antiguos hermanos operativos abrevaron de todos lados. En realidad la palabra sí proviene del sánscrito “Loka” y sí significa Universo. Pero va más allá, pues devino al antiguo latín “Laubja” (se pronuncia ‘lo:bia’) que quiere decir “cuna” (y que derivó más tarde al italiano Loggia) y del griego “Logos” (λόγος) que significa “palabra”. Logia en realidad significa las tres cosas: universo, cuna y palabra. Universo porque es un cosmos representado; Cuna porque es donde simbólicamente obtenemos nuestros primeros conocimientos; y Palabra como ideal divino (no me refiero por supuesto a cualquier palabra sino a La Palabra). En resumen: la Palabra va a buscarse en la Cuna del Conocimiento y esta cuna es el Universo en sí mismo. Muy hermoso y bastante simbólico. Pero lo que olvidamos los Masones es que la Logia no es el Templo, aunque utilizamos la palabra como sinónimo. En realidad “Logia” traspone la frontera del sitio, del espacio sagrado y debe aplicarse al conjunto de masones, sean estos tres, cinco, siete o más y estén donde estén, pues entre todos conformamos el Universo, le damos vida a ese cosmos, a esa Palabra, a ese Logos.

Venerable Maestro.- El término “venerable” nos proviene de los monjes benedictinos que se adjudicaron el oficio de la construcción y, para diferenciarse del Maestro de Obra, se comenzaron a decir “venerable”, que significa “sujeto de veneración o digno de veneración y respeto”. Nada mal. Y es que en realidad, los constructores medievales sólo distinguían UN SOLO MAESTRO. Las logias se componían de uno solo, todos los demás eran Aprendices o Aprendices Admitidos, pues tampoco había Compañeros. Luego, se incluiría también al Maestro de Ceremonias, que en algunos ritos se llama Mensajero o Director de Ceremonias, siguiendo la premisa histórica y tradicional de que Maestro sólo debe haber uno.

Guarda templo.- Este puesto posee un significado muy sencillo: es aquel que cuida o custodia que entren elementos profanos al Templo cuando están abiertos los Trabajos. No obstante, las logias francesas y algunas en español llaman a éste cargo como “Cubridor”, que tiene su origen en las corporaciones de constructores medievales. En efecto, el Cubridor era quien daba techumbre a la catedral o al edificio, y con ella, protección. La palabra pasó a la Masonería caballeresca, pues los masones debían depositar su arma al entrar en logia, en la Cámara del Cubridor. Las logias angloparlantes llaman Tyler a éste cargo, que se traduce como “tejador”, o quien coloca las tejas en el techo. Aunque el original es Tiler, la Gran Logia Unida de Inglaterra adoptó el término Tyler en 1740 para designar al Guardián del Templo. Por cierto, Guarda templo solo debe haber UNO y se debe ubicar afuera de la Logia, tradicionalmente hablando, pues el añadido de Guarda templo Interior es más bien tardío y sus funciones de custodio interno las desarrollaba el Segundo Diácono.

Llover.- Y ya que estamos en éstas, bueno seria recordar ésta expresión que ha caído en desuso últimamente y que se refiere a que oídos profanos estén escuchando alguna conversación entre masones o se esté violando la santidad y la secrecía de nuestro Templo. Precisamente el Cubridor o Tejador era el encargado de que el tejado no tuviese filtraciones de ningún tipo por donde pasara la lluvia. Por eso se dice que cuando hay una penetración profana “está lloviendo”. Cuando en el Medievo el Maestro de Obra descubría que algún Aprendiz o algún otro Oficial violaban la discrecionalidad, los colocaban durante horas bajo un chorro de agua que les caía en la cabeza, a ver si así escarmentaban.

¿Francmasón o Masón?- En realidad, el término original es simplemente Masón, que viene como todos sabemos, del francés “maçon”, que significa “albañil”, lo mismo que francmaçon, cuyo significado es “masón libre”. Ambos términos se utilizan de manera indistinta para referirse al miembro de la Orden de la Escuadra y el Compás. Al respecto del origen de la palabra “francmasón”, existen dos versiones: la primera refiere a que los masones utilizaban la “piedra libre” o “piedra franca” en sus construcciones y por ello, se les empezó a llamar de ésta manera. La segunda versión, más coherente con la historia, relata que en 1375, el papa Gregorio XI eximió a algunas corporaciones masónicas de reconocida moralidad, del hecho de pagar impuestos a la Iglesia, toda vez que construían catedrales, basílicas y templos católicos. Por ello se les empezó a decir “francmasones” en lugar de “masones”. Después de que llegó la ruptura con la Iglesia Católica, en 1738, éste término ya resulta anodino, por lo que lo correcto sería decir “masones”. Además, de todas maneras, no le pagamos impuesto a la Iglesia.
 Cabe hacer la observación de que utilizamos un galicismo (es decir, un término proveniente del francés) dado que en aquellas lejanas épocas del siglo XVIII, el francés era el idioma más popularizado en Europa, como hoy en día lo es el inglés.

Past Master.- Se define al Past Master como aquel Hermano que ha ocupado ya el cargo de Venerable Maestro de una Logia por un año o más. El término es latín puro y simple, por lo que no se acentúa y significa literalmente “Pasado Maestro”, lo cual no deja de ser impreciso, al menos cuando se traduce al pie de la letra al español. La Real Academia Española de la Lengua estipula que en el caso de un término extranjero (o sea, un extranjerismo) es válido introducirlo al español siempre y cuando no exista su equivalente en la lengua de Cervantes y Unamuno (por ejemplo, “chatear” que se refiere a charlar vía internet es una palabra aceptada, aunque se trata de un término de origen inglés). Lo curioso es que en éste caso sí existe un equivalente en español y es “Ex Venerable Maestro”, lo que en inglés sería “Former Worshipful Master”. Por lo tanto, la alocución “Past Master” es pomposa y egocéntrica y nada más, en especial porque en lo que duró en su periodo, no nos referimos al Venerable Maestro como Master o Venerabilis Master, que es el término latín. Por extensión, se llama “Grand Past Master” al Ex Gran Maestro. Tampoco debería ser válido, pero la tradición es la tradición… por cierto, si vamos a hablar en latín lo correcto es Grand Past Master y no Gran Past Master.
NOTA: se nos ha hecho costumbre llamar a todos los Hermanos como “Past Diputado”, “Past Orador”, “Past Primer Vigilante” y si seguimos con los Past nunca acabamos y tanto título no cabría en las tarjetas de presentación. De hecho y en realidad, cruda realidad, los únicos que merecen el adjetivo latinizado de Past son dos: el Venerable Maestro de una Logia y el Gran Maestro. Nada más.

Pro Tempore.- De igual manera, es un término latín y no se acentúa. Significa literalmente “antes” o “delante” y se utiliza a manera de decir “por ausencia del titular”. Algunos HHdicen “por témpori” en vez de “Pro tempore”, lo cual es incorrecto. Es válida también la alocución “Per Témpori”.

Aumento de Salario.- El Aprendiz de masón es iniciado; el Maestro es exaltado, pero el Compañero no es “aumentado de salario”. En realidad, el término correcto es ascendido, aunque la ceremonia, en efecto, se llama “Aumento de Salario” toda vez que se trata de un Aprendiz que ha merecido un ascenso al grado inmediato superior. Y no diré más porque eso sí, no es de éste grado.

Piedra en Bruto.- Los aprendices desbastamos la Piedra en Bruto, no la Piedra Bruta. Cuando nos referimos a algo “bruto” estamos invocando algo pesado, grosero, rudo y ordinario. En cambio, lo que se encuentra “en bruto” significa que se halla en estado natural. Nos parece más adecuada la forma “en bruto” que la manera “bruta”.
Ojo, mucho ojo: Desbastamos porque educamos, formamos, refinamos la piedra; no devastamos que es asolar, arruinar, ni debastamos, término que no existe.

Aplomaciones.- Nosotros decimos “entrevistar al candidato aprobado por la Logia”, que es más largo, complicado e inútil, porque sí existe un término masónico para referirnos a la serie de entrevistas y encuentros con el candidato y es conocido con la voz de “Aplomaciones”, palabra que hemos jubilado y olvidado entre nuestras logias.

Capitaciones.- De igual manera, decimos llanamente “cápitas” a los fondos económicos que se entregan a la Logia y que van a dar a las arcas de la Gran Logia. Cuando escribimos esa palabra en la PC nos la marca como error, sin reconocerla y por una buena razón: la palabra “cápitas” no existe. Lo que es correcto al referirnos a nuestras aportaciones pecuniarias es “Capitaciones”, que se emplea en las logias de España, Argentina y otros países de habla hispana… y que el computador sí reconoce. Por cierto, el término proviene del latín capitatĭo, -ŏnis y de acuerdo al DRAE significa "Repartimiento de tributos y contribuciones por cabezas".

Huelga decir que existen muchos más términos a cual más interesante, pero resultaría tedioso e infructuoso. Conformémonos momentáneamente con estos pocos y en otra ocasión seguiremos analizando más acerca de los términos propios de la Masonería.

sábado, 22 de mayo de 2010

SER MASÓN CUESTA

Un querido y muy sabio Hermano masón,  José Cerón, citaba frecuentemente la frase de que “las mejores cosas de la vida son gratis”. Si diésemos total crédito a la cita precedente, entonces llegaríamos a la triste conclusión de que la Masonería no puede encontrarse entre las mejores cosas de la Vida, pues en éste planeta Tierra todo, absolutamente todo, cuesta dinero, marmaja que en estos tiempos de recesión y crisis económica, cada vez es más difícil de tener en el bolsillo. Muchos masones y también muchísimos más no masones sufren lo indecible por no tener ni un quinto en sus faltriqueras con el cual poder sufragarse ciertos caprichos y deseos del ego y del apego, porque finalmente lo que cuesta es objeto de enaltecimiento del egocentrismo propio de cada uno de nosotros. Pero vamos, si me fuese por las ramas hacia cuestiones profanas, la verdad es que no alcanzaría ni este ni futuros artículos para enlistar todas las cosas de valor y también todos los objetos sin valor que nos cuestan, a veces lo que valen y a veces, lo que no valen.


Por ello encaminémonos a darle la razón a nuestros Tesoreros de todas las Logias, el de la Sociedad Civil que nos representa y el Gran Tesorero que engrosan el martirologio masónico de los incomprendidos; y a los Hospitalarios que hacen silencioso berrinche cada vez que el Saco de Beneficencia se colma de la siempre útil y necesaria, pero despreciada “morralla” y carece de papel moneda que engrose el erario altruista de los Talleres. Démosles la razón porque, a final de cuentas, son los masones más vilipendiados e ignorados de todos los puestos, pues el del Tesorero es un cargo bastante ingrato que obtiene más desprecios y sinsabores que cualquiera de los otros. Démosles la razón porque, ¡oh, triste realidad que nos acongoja el pecho! la Masonería cuesta y cuesta bastante.

De entrada, se nos cobra por ser iniciados. Afortunadamente, se ha dejado atrás el recurso de las ceremonias de Iniciación de tipo novatada juvenil, pues nos resultaría absurdo que después de pasar las de Caín todavía nos cobraran por eso. Por ello la Iniciación, en efecto, vale lo que cuesta. E incluso vale más. Tal vez por lo mismo se le solicita al postulante que, al mismo tenor con que abre su billetera para pagar sus capitaciones al Tesorero, haga lo propio obsequiándonos con un ágape fraternal que dependerá, por supuesto, de la opinión que el susodicho futuro Hermano tenga acerca de la Orden, creyendo, las más de las veces, que va a encontrar un ejército de personas en su histórica ceremonia, cuando a veces sólo llegan los siete de rigor, poco más o menos; y en dicha creencia, el pobre hombre trae viandas o comestibles que sobrarían para los más necesitados si no fuese por el voraz espíritu de marabunta de todos nosotros. Y como llega asimismo a la certeza de que se encuentra tocando en el umbral de los hombres puros, castos y virtuosos, ni se molesta en adquirir la requerida ambrosía, licor o bebida espirituosa, como no sea un vino tinto chileno, californiano o italiano para el brindis. Pero no habrá de qué preocuparse, pues se le corregirá en lo sucesivo, con mayor rapidez que en lo que entiende el concepto de “Cadena de la Unión”.

A ello deberán de añadirse las cuotas mensuales, que dependerán de infinidad de circunstancias, pues nos debe quedar claro que de acuerdo al sapo es la pedrada, dado que no es lo mismo la mensualidad que se paga en un lugar con mayor poder adquisitivo, como Puebla, Monterrey o Guadalajara, que el mantenimiento de una logia en (con el debido respeto) Ciudad Lerdo, Ozuluama o Naranjos. Y como las logias suelen conformarse a la larga de personas jubiladas (y ya sabemos la situación de desprotección de los mismos), se debe entender que en las Grandes Asambleas defiendan el aumento de cuotas, aunque fueren de un peso, con el mismo enardecimiento delirante con que nuestro ex presidente Jolopo lo hizo en 1982. Por regla general, dichas cuotas van a parar a dos entidades: la Gran Logia y la Asociación Civil (que suele conformarse para representar con discresión a la o las logias masónicas de una localidad y cuyo fin es el de la administración del edificio). Estas cuotas mensuales, lejos de generar protestas, muy por el contrario, deberían contar con el frenesí positivo de los Hermanos, toda vez que las mismas sirven para el mantenimiento de la institución. Y no hay que olvidar que estamos en una institución, precisamente y de forma voluntaria y si no se nos aclaró antes de ingresar a dónde iban a parar las cuotas mensuales y en cuánto consistían, ello no exime del cumplimiento de su pago. Es entendible –mas no justificable- que recurramos al clásico y tradicional regateo para la observancia de nuestras pecuniarias aportaciones. Lo cual me parece, en lo personal, una insensatez ésta fórmula heredada de la feliz mezcla del servilismo indígena y del barroquismo español, pues si bien regateamos con la “marchanta” del mercado a quien le costó sudor y lágrimas llevar su producto a vender desde la sierra, no hacemos lo mismo con el dependiente de Oxxo, a quien por supuesto, no le costó nada.

De igual manera, me parece un disparate incumplir con unos pagos que deben de ser voluntarios en una institución donde potestativamente ingresamos para sacar el mayor provecho interno de la misma. Y volvemos a la frase de Pepe Cerón: “las mejores cosas de la vida son gratis”. Sí, pero si hay que pagar doscientos pesos por unas diez o trece horas mensuales por abrevar lo mejor (y también lo peor, que de todo hay en la viña del Señor) de un grupo de mentes abiertas, libres y esclarecidas con las cuales también convivimos sanamente –o no- y nuestros puntos de vista son escuchados con mayor atención que si los dijésemos en una dominical reunión familiar, pues bien gastados sean; y a la larga aprendemos más y mejor que si tuviésemos que financiarnos por asistir a una conferencia de Erik Guerrero Rosas, de Pedro Ferriz de Con o de Giovanni Sartori. Claro que también hacemos ocasionalmente nuestros entripados por equis o ye Hermano y sus actitudes execrables, pero ello es pecatta minuta en comparación con lo positivo que extraemos. Sólo nos queda desechar lo malo, lo impuro.

Por supuesto que las cosas no se detienen aquí. Bien fuera que nada más nos cobrasen una cuota única por ingreso y mensualidad, como si estuviéramos en una preparatoria. Pero no es así. A lo largo de, digamos un año, habrá que estar preparados para otros gastos extras que van emergiendo con su cabeza malhechora y sablista: que el acto cívico de tal héroe nacional, hay que ir y además, cooperar para la corona funeraria; que si vamos a visitar a la Logia Fulana en otra ciudad: hay que poner el carro, la gasolina y las casetas; que no le alcanza el dinero a la Sociedad Civil, pues habrá que hacer una "cooperacha"; que hay que hacer la página web de la Logia; que ya se acerca el tradicional banquete solsticial y hay que comprar boleto vayas o no vayas, que el anaquel de la logia se ha vuelto unidad habitacional de las polillas, hay que adquirir uno nuevo y en fin, una serie de sorpresivos y no tan sorpresivos escenarios que surgen y crecen como la verdolaga, como dirían nuestras abuelas, atiborrando a los Hermanos de una y mil formas de extracción monetaria a las cuales debemos estar preparados.

De más está el decir que en múltiples ocasiones, habiendo faltante de capital monetario, en lugar de recurrir a la habitual cuota extraordinaria, se procede a meter mano al Saco de Beneficencia, olvidando que el nombre precisamente no lo tiene por mero capricho extravagante, sino para que sea destinado a la utilidad para el que fue creado, esto es, la asistencia social, preferentemente de los Hermanos Masones y de sus familias y, después, de instituciones o personas Profanas que requieran de nuestro auxilio. No obstante, como señalé más arriba, el Saco es malamente utilizado para despojarnos del excedente en níquel que andamos cargando en nuestros bolsillos, no importando que hayamos arrojado monedas de la denominación más baja y absurda que a nuestra nacional ceca se le ocurrió hacer, ni importando que quizás el Hermano en desgracia realmente no tenga otra forma de hacerse del pan para su mesa, ni importando que el Venerable Maestro pronunció el adjetivo “reforzado”, entendiéndolo en nuestro tóxico efluvio mental como “--además de los cinco pesos que siempre das-- échale el tostón o el veintito que se oculta en los confines del pantalón”. No, mis Hermanos, se infiere que el Saco de Beneficencia es sagrado y debe de obtener lo mejor de nosotros. Quizás nos quedemos sin cigarros una noche, pero el necesitado tendrá para desayunar; quizás nos tengamos que ir caminando hasta la casa, pero el Hermano en desgracia vivirá agradecido de que hayamos podido ayudarle. Tengamos eso en mente la próxima vez que alguien diga “tomemos prestado del Saco”. El Saco de Beneficencia es un buen apoyo, pero un mal cobrador, pues jamás volverá a ver lo que extrajimos del mismo.

Claro está que tras la feliz apoteosis iniciática, seguirán los excesivos gastos (o inversiones si se prefiere) para tener un ajuar completo del masón perfecto: libros, arreos, maletas, lapiceros, llaveros, anillos, corbatas, guantes, medallas y un sinfín de artículos que complementan la indumentaria del Hermano Masón. Por supuesto, lo primero son los libros: Terrones Benítez, Lavagnini, Guénon, Blavatski, Ragon, Umbert Santos, Wirth y Adoum son infaltables en nuestra biblioteca, aunque no les entendamos ni un rábano y tengamos que recurrir a la internet para complementarlos, o de plano empezar a hacer nuestra hemeroteca de “Año Cero”, “Enigmas” y “Más Allá” que vienen desde España. Por supuesto que no deben de faltar nuestros arreos del grado que ostentemos, ya sea que los compremos hechos o los mandemos hacer de acuerdo a nuestro muy particular gusto, medidas y entendimiento. Los Ex Venerables (llamados pomposa e hiperbólicamente "Pást Masters") querrán su medalla que grite a los cuatro vientos su calidad de tales y sus arreos propios del mismo. Los anillos son infaltables para quienes les encante hacer ostentación de sus manos o bien, que deseen ocultar su argolla de matrimonio en una maraña selvática de plata, oro, diamantes y circonios. Extasiados por la aceptación al grupo, habrá quien adquiera un retrato, busto o imagen de Benito Juárez y la coloque en su escritorio; o bien, una Escuadra y Compás con la G en medio en su despacho para que los propios y extraños se den cuenta con qué clase de gente se está tratando. Los llaveros, pins, carpetas o maletas y lapiceros los podemos adquirir en los Congresos Masónicos Estatales o Nacionales, que también cuestan, por cierto.

Vendrán también, axiomáticamente, nuevos gastos en las ceremonias de Ascenso y Exaltación que en términos generales, más o menos cuestan lo mismo que la de Iniciación y que no comentaré por lo mismo. Además, no es del grado. ¡Ah! Tampoco deben de faltar los viajes a las Grandes Tenidas para quienes tengan asiento y ganas de ir cada tres meses… y dinero para hacerlo. Por supuesto, también habría que tomar en cuenta los gastos si se quiere ingresar a los Grados Superiores, que son harina de otro costal y un poco más moderados que en el Simbolismo.

¿Valen la pena todos estos gastos –o inversiones si se prefiere? Eso dependerá de cada uno de los masones, sus experiencias, sus vivencias, lo que ha extraído y lo que ha aportado a la Masonería y si desea seguir haciéndolo. Hay tres caminos: afirmar que sí, que vale la pena todo lo que se invierte; que no, no vale ni la pena ni el bolsillo y ahí muere la bronca. O tres: darle la razón a José Cerón en que sí, las mejores cosas de la vida son gratis.

sábado, 15 de mayo de 2010

A MIS MAESTROS… CON CARIÑO Y AGRADECIMIENTO

Hoy se celebra en México el Día del Maestro, y aunque dicha profesión ha caído en descrédito en el mundo profano, en especial cuando nos referimos a los docentes de la educación pública, bien es cierto también que poco o mucho, bien o mal, hemos aprendido de ellos… han sido parte de nuestro crecimiento y de nuestro devenir. A ellos les debemos ser quienes somos, saber lo que sabemos y aplicar lo que aplicamos en nuestra vida.

No puedo dejar de recordar a mis MAESTROS MASONES. Aquellos que desde que entré al Ajefismo (1993) y más tarde a la Institución Masónica (1999), me han coadyuvado en mi formación dentro de la Orden, a mis conocimientos y sobre todo a adoptar las virtudes que en mayor o menor medida he logrado tener. Vaya este artículo como un homenaje sincero a todos ellos.

Recuerdo a todos. Pero guardo un especial cariño por 20 de ellos, sin ningún orden en especial:

1.- FAUSTINO MALDONADO ORTIZ, egregio catedrático, hombre afable, sonriente y conocedor amplio de la vida. PM de la Logia Urania 10 de Cd. Mendoza. Desde Ajefista, he tenido el gusto de aprender de él muchas cosas, pero la principal virtud que me transmitió fue la JUSTICIA.

2.- PEDRO ESPINOSA ESPINOSA (1910-2005), Decano de la Masonería Orizabeña, falleció ni bien había cumplido 64 años ininterrumpidos en su Logia, mi Madre Logia, Pluvius 62. De él, principalmente, aprendí lo que es la LEALTAD.

3.- AÍDA ANTONIA SOSA PEREGRINA, pionera de la Masonería Femenina en Orizaba y fundadora de la Logia Ixcuina 8 # 1. Toda una Maestra de gran sabiduría y a la que varios Hermanos hemos sabido aprovechar. De ella aprendí lo que es la PRUDENCIA.

4.- LUIS MARTÍNEZ MORALES. No sólo es mi Hermano y Maestro, sino además, mi Amigo. Originario de Tlacotalpan, Ver., y con 34 años de antigüedad en Pluvius 62, de él he aprendido por mucho lo que es la FE EN MIS IDEALES MASÓNICOS.

5.- JACINTO ROCHA MONASTERIO, Grand Past Master de la G.L.U.M. con quien tuve trato directo y muy personal y juntos soportamos difíciles momentos durante una etapa, pero sin perder la esperanza. Precisamente de él aprendí y viví lo que es la ESPERANZA.

6.- ANSELMO JUÁREZ RONQUILLO, Grand Past Master de la G.L.U.M. y amigo muy cercano. Conserva la Modestia que debe caracterizar a todo Maestro Masón y siempre ha tenido la disposición de escuchar al más humilde de los Aprendices, no obstante su amplísima trayectoria en la Orden. Gran instructor de masones, de él aprendí lo que es la IGUALDAD.

7.- AQUILEO ROSAS JUÁREZ (1964-2007). Oriundo de Chocamán, Ver. y perteneciente a la Logia Treinta Caballeros 69 de Córdoba, Ver. Cronista e historiador, lo extraño y recuerdo con mucho cariño y amor fraternal, habiendo partido de este mundo muy temprano en su vida. De él aprendí varias cosas, pero principalmente lo que es el VALOR PARA HACER.

8.- FAVIO MENDOZA MÉNDEZ, Hermano y grandísimo amigo mío, perteneciente a mi Madre Logia y aunque ingresó después que yo, ya siendo un servidor Maestro, de él he abrevado infinidad de conocimientos tanto teóricos como prácticos. Pero la más importante de sus enseñanzas ha sido la LIBERTAD.

9.- MANUEL TLAPALCOYOA CASTILLO (1910-2007), Gran Maestro tanto masónico como profano y una de las mentes más brillantes que tuve el gusto de conocer. Don Manuelito fue rebelde, poco convencional y bastante radical. De él aprendí principalmente lo que es el AMOR POR LA HUMANIDAD.

10.- JOSÉ CERÓN. Gran amigo y Hermano masón. Hombre soñador, romántico y filósofo consumado, quien ya no se halla en activo actualmente. Fundador y Venerable Maestro de la Logia Cuauhtémoc 8 de Orizaba, de él aprendí lo que es la FIRMEZA.

11.- JOSÉ VÍCTOR SÁNCHEZ CERÓN. Fundador y Venerable de Cuauhtémoc 8, fue además, mi primer Instructor en el 1er. Grado, siendo Segundo Vigilante cuando ingresé a la Masonería. Maestro de matemáticas, sabio y estudioso; de él con sus enseñanzas, aprendí lo que es y a aplicar la CREATIVIDAD.

12.- MIGUEL MORALES BADIOLA, a quien tuve el placer de conocer desde que era AJEF y lamentablemente ya no se encuentra en éste mundo terrenal. Gran conversador y hombre de vasta experiencia en muchos campos y disciplinas. De él aprendí lo que debe de ser la HUMILDAD PARA EL MASÓN.

13.- JOSÉ MARÍA MOGUEL BARRERA. Past Master de la logia Yanga 15 de Córdoba y Grado 33º del REAyA. Mi instructor cuando ingresé a los grados filosóficos. Maestro masón y profano, ha sido faro que ha guiado mis pasos. Hombre admirable, tenaz y emprendedor, de él aprendí lo que es la SABIDURÍA y cómo aplicarla.

14.- RUPERTO ENRÍQUEZ QUESADA, miembro y P.M. de mi Madre Logia, a la cual aún asiste con enorme lealtad y una gran dosis de perseverancia, a pesar de que ya casi no escucha bien. De él aprendí lo que en un masón es la AMABILIDAD.

15.- LUIS CARLOS FLORES ÁVILA, masón de los altos grados y profundísimas enseñanzas, perteneciente a la Logia Unión y Progreso 5 e Hijos del Porvenir, en la que milité un tiempo. Lo conozco desde que era AJEF y fue en ese periodo en donde más aproveché sus enseñanzas. De él aprendí lo que es la EMPATÍA.

16.- RAFAEL SEGUNDO FERNÁNDEZ, hombre bueno, sincero, honesto y trabajador consumado de la Piedra. Gran amigo y mejor Hermano. P.M. de la Logia Microcosmos 13 # 81 de Veracruz Puerto. En las largas conversaciones filosóficas que hemos sostenido he aprendido de éste Hermano el importantísimo valor de la FRATERNIDAD.

17.- FÉLIX ATILANO ÁLVAREZ, mi Instructor en mi periodo como AJEF y gran maestro ya siendo yo masón. De carácter alegre, rebelde y de enorme sinceridad, de él aprendí lo que es la TOLERANCIA.

18.- RAMÓN ANTONIO BARRAGÁN LÓPEZ, P.M. de la Logia Yanga 15 de Córdoba, amén de una amplísima trayectoria masónica y sobre todo, cabalista. Un gran Hermano cuyos conocimientos son gozo para quienes hemos tenido la oportunidad de escucharlo. De él aprendí muy especialmente lo que es la FILANTROPÍA.

19.- EVODIO CID SEBASTIAN, Grado 33º y P.M. de la logia Electra 9 de Orizaba. Masón de amplios conocimientos, casi podríamos decir una enciclopedia masónica ambulante, aunque de carácter férreo, enérgico y disciplinado. De él he aprendido la CONSTANCIA EN EL ESTUDIO.

20.- CARLA CRISTINA NÚÑEZ CASTELLANOS, gran Hermana, amiga y esposa. Buena consejera, quien ha sabido guiar mis pasos en momentos tormentosos de mi carrera masónica. Aunque tengo más experiencia que ella dentro de la Orden, de ella he aprendido lo que es y a aplicar la TEMPLANZA.

Muchos más han guiado mis pasos. Cabe recordar a los Maestros Herminio Núñez Espinosa, Héctor Alfredo Palestino Vásquez, Librado Moreno Rivera, Cuauhtémoc D. Molina García, Gabino Sabitri Santamaría Delgado, y varios más que sería innumerable de citar.

Para todos ellos, MUCHAS GRACIAS…

domingo, 9 de mayo de 2010

COMENTARIOS SOBRE LA REGULARIDAD MASÓNICA

Con frecuencia desde que hemos sido iniciados en los augustos misterios –que ni son tan misteriosos como se cree, pero sí augustos- de la Masonería, escuchamos mentar la dichosa palabra “Regularidad”, vocablo que se refiere a la estricta observancia de las reglas de la institución. Curiosamente el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua atribuye la palabrita a un instituto religioso y no propiamente a la legión de la escuadra y el compás, pero como dijera el Caballero de la Triste Figura: “Cosas veredes, Sancho, que no crederes”. En fin, la susodicha expresión nos dice, eso sí, que una Logia o alguna Obediencia o de plano un Rito masónico deben ajustarse a la normatividad impuesta. Sí, pero, ¿impuesta por quién? “Por los ingleses dieciochescos -oiremos decir a las ocultas voces de nuestra memoria-, ¿por quién más?” Ajá, sí, pero a ellos, ¿quién se las dio? “la tradición”, escuchamos susurrar nuevamente y si siguiésemos buscando más hacia atrás, resultaría que la mentada tradición, madre de nuestros landmarks y abuela de la regularidad masónica venía en la carga genética del Big Bang. Mas no deseo perderme por los laberínticos vericuetos de la historia y bástennos, entonces, admitir que la Regularidad Masónica proviene, precisamente, de la Masonería, con perdón sea dicho del pleonasmo, y de ninguna otra fuente, a no ser que nuestros antiguos cofrades se inspirasen en las reglas de San Benito o en algún perdido monje cisterciense venido a menos.

El asunto es que la Regularidad Masónica se ha vuelto, para cualquier logia que dice ostentarse como “regular”, un artículo de lujo, sujeto a ser presumido con la misma euforia que un recién titulado anda mostrando a diestra y siniestra su diploma de abogado. Es decir, el título garantiza que el sujeto tiene la capacidad, el conocimiento y el reconocimiento legal para ejercer la abogacía, pero no certifica las mañas que traiga consigo, ni si se trata de un profesionista éticamente viable para ejercer su función. Asimismo, la Carta Patente de un Taller no garantiza que todos sus componentes sean honorables, responsables, serviciales, fraternales ni librepensadores. Pero es válido ilusionarnos con que así son las cosas.

No obstante, pocos son quienes se atreven a definir con exactitud la celebérrima “Regularidad Masónica”, tan pronunciada y presumida, como ignorada. También ignoramos que, para ser reconocidos como “regulares”, todo masón, logia, obediencia o rito, debe sujetarse a cuatro reglas fundamentales. Veamos cuáles:

1º.- Legitimidad de Origen. Es decir, al nacer, una logia debe estar legitimada de acuerdo a las leyes de la Gran Logia a la cual esté adscrita. Merece además, mencionarse que debe existir una transmisión de una tradición y por ello, deberá tener su regularidad de origen por haber sido instalada por otra obediencia igualmente regular. Así, una Logia Simbólica cualquiera, está legitimada –como lo prueba la Carta Patente, documento que avala la regularidad- por la Gran Logia "X" a la cual se halla jurisdiccionada. A su vez, la Obediencia es una Potencia Masónica reconocida universalmente por n número de Grandes Logias, Grandes Orientes y multitud de otras Obediencias mismas que, como correspondencia, también están reconocidas por la Gran Logia "X". Y una logia particular adscrita al Alto Cuerpo deberá tener sólo relaciones fraternales y correspondencia con otras logias particulares que estén reconocidas por las Grandes Obediencias que guardan relaciones con la susodicha "X". Así de fácil y de sencillo. Es decir, la Masonería es una gran familia y en la misma no tienen cabida las logias “irregulares”, no legitimadas o, dicho en términos familiares, los hermanos bastardos o bien, los parientes pobres.

2º.- Respeto a las antiguas reglas. Se infiere que para que una logia sea regular debe defender a capa y espada a los ancestrales landmarks, elaborados, de acuerdo a la tradición, por los masones ingleses. Aquí nos detendremos un poco para señalar que esos antiguos límites o marcas, mejor conocidos por la voz inglesa “landmarks”, se supone, se basaron en documentos más antiguos de los ancestrales gremios medievales, como la Constitución de York (926 d.C.) o los Estatutos de Ratisbona (1398), etc. Nunca lo sabremos en realidad ya que, quién sabe porqué, Anderson ordenó destruir todos los documentos antiguos en 1722. No obstante, cabría preguntarnos cuáles son los verdaderos landmarks a que tanto hacemos alusión y, más específicamente, cuántos son: Albert Mackey señala que son 25, aunque estos son más bien tardíos y datan del siglo XIX y no del XVIII o antes. Otrosí, no existe un criterio universal del número de artículos de los landmarks: la Gran Logia de Minnesota promulgó 26 límites, la de Nevada, 39; la de New Jersey, 10, la de Mississippi, 8; la de Tennessee, 15; West Virginia, 7 y la de Valle de México, los 25 de Mackey. Lo curioso es que la Gran Logia Unida de Inglaterra, hasta la fecha no ha hecho declaración oficial alguna de cuáles y cuántos son los límites de la Francmasonería y cuáles de ellos son verdaderamente antiguos y cuáles son originados durante la Ilustración Hannoveriana de 1717 y años siguientes. Para dirimir éste lío, en 1929 en Inglaterra se promulgó (por la GLUI, por supuesto) la Declaración de Principios Básicos para el Reconocimiento de una Gran Logia, la cual se resume en los siguientes puntos:

• La Regularidad de Origen, que ya comentamos.

• La creencia en el Gran Arquitecto del Universo (me huele a dogma, pero en fin…)

• El Juramento sobre el Libro de la Ley (por supuesto, la Biblia, no creerán que alguna vez podamos utilizar el Zend-Avesta, el Popol-Wuj ni la Torah, ¿verdad?)

• La exclusividad de que solo los hombres serán iniciados (por lo mismo, queda de un plumazo establecido que muchos de nosotros somos amigos, padres, esposos, hermanos o hijos de gente “irregular” ¡horror!)

• La jurisdicción de la Gran Logia sobre las logias de su territorio, que ya comentaremos.

• La presencia de las Tres Grandes Luces de la Francmasonería (Libro de la Ley, Escuadra y Compás)

• La prohibición de discusiones sobre política y religión (bien hecho, estos temas solo dividen a las familias)

• La aceptación de que “los principios de los Antiguos Límites, costumbres y usos de la Orden, serán estrictamente observados” (volvemos al principio, ¿cuáles y cuántos son?).

3º.- Reconocimiento Universal. Como ya señalé, una Gran Logia debe estar reconocida por otras, con las cuales habrá de establecer relaciones recíprocas. Se trata de un juego de “yo te reconozco, tú me reconoces” y eso sólo se logra con la bendición, perdón, con el visto bueno de la Gran Logia Unida de Inglaterra, que señala de qué lado masca la iguana, anatemizando a todas aquellas Obediencias que no cubren los requisitos que señala la GLUI Pero como en todos lados hay herejes, la masonería inglesa tiene su némesis en el Gran Oriente Francés que tuvo la peregrina ocurrencia de mandar a los dichosos landmarks y a la Declaración de Principios Básicos para el Reconocimiento de una Gran Logia al demonio, por decir lo menos, y asume con desfachatez cismática todo lo contrario: inicia mujeres, relega el Libro de la Ley (es más, ni siquiera tiene ara, para pronto), se niega a imprimir la fórmula tradicional “A LGDGADU” y hasta se da el lujo de cambiar de posición las Columnas y las Palabras Sagradas de ciertos grados. Lo irónico del asunto es que también el GOF tiene su propia familia de Logias Regulares, que ni es tan pequeña y está esparcida por todo el mundo, en formas como el Rito del Derecho Humano, el Rito Francés Moderno, el Escocés Mixto, el Brasileño, el Nacional Mexicano y multitud de otros ritos y Obediencias que se nombran “Masonería Liberal o Adogmática”.

4º.- Exclusividad Territorial. Este punto es sencillo: en los países bajo un sistema federalista (Estados Unidos, Brasil, México, por ejemplo) existe una Gran Logia Regular por cada estado, provincia o territorio. En otros países, un poco más pequeños y no exactamente federalistas (España, Francia, Alemania, Italia, etc.), sólo puede haber una Obediencia reconocida universalmente. Se infiere que de ésta manera existe una división territorial a nivel universal, con un Estado Masónico dentro de un Estado-Nación y que el primero es reconocido, por supuesto, si cumple con los otros tres requisitos señalados arriba. Habrá que señalar que en este aspecto no se incluyen los diversos ritos que existen y que también son sujetos o no, de reconocimiento universal. Pongo por ejemplo: la GLUM del Estado de Veracruz (México) tiene territorialidad sobre todas las Logias Escocesas y masculinas del Estado de Veracruz, pero no sobre las del RNM, que se cuece con otro hervor. Ni sobre las logias femeninas, ni de ningún otro rito, pudiendo otras Obediencias de otros ritos diferentes al REA y A fundar sus propias logias en territorio veracruzano. Y cuando en un lugar vecino no hay presencia masónica, la Obediencia, cual Cristóbal Colón, podría plantar su estandarte y reclamar para sí el territorio, sin necesidad de un macho-alfa que vierta su almizcle señalador, aunque el principio sea el mismo. Así ocurrió (según dicen los teóricos de la conspiración, a quienes no les cuesta inventar éste tipo de camelos, reales o ficticios) en la Luna en 1969 cuando el VH  Edwin Eugene “Buzz” Aldrin, plantó el estandarte masónico y reclamó nuestro satélite a nombre de la Gran Logia de Texas y fundó la “Tranquilitatis Lodge No. 2000”, que ya debió de haber abatido Columnas, toda vez que desde hace 40 años no ha sesionado ni una sola Tenida, no ha iniciado a nadie y carece de miembros que cubran sus capitaciones.

Ad empero, la Regularidad Masónica refiérese a asuntos más terrenales y menos cósmicos. Se trata de una realidad que ha logrado, siendo justos, unificar criterios en torno a cómo debe ser la Masonería Especulativa, es decir, ha establecido las reglas del juego aceptadas por una gran parte de la comunidad masónica. Sin embargo, también ha llegado a dividir a nuestra Orden en dos bandos aparentemente irreconciliables en los Dogmáticos y los Adogmáticos, en Liberales de cepa y Liberales radicales, en Conservadores a ultranza y conservadores moderados, en una Institución exclusiva de hombres y otra que puede dar pie a la iniciación de mujeres; a sostener un Ser Supremo como protagonista principal de las Tenidas o a relegarlo a una hipótesis no comprobada; a reconocer a Masones de Primera o a relegarlos a masones de cuarta o quinta categoría.

Y lo más curioso e inquietante: el término “Regularidad” comenzó a mencionarse con mayor tesón en las logias después de la Revolución Francesa, después de la independencia de Estados Unidos, después de las guerras revolucionarias de Latinoamérica y después de la emancipación de los pueblos del mundo. Lo dejo para la reflexión.



martes, 4 de mayo de 2010

JAN BREWER Y LA LEY SB 1070: ¿SORPRESA? NI TANTO…

¿Debemos sorprendernos acaso por la decisión que ha tomado en días pasados la Gobernadora del Estado fronterizo –estadounidense- de Arizona, decisión que rezume xenofobia, intolerancia y racismo de la peor calaña?

Ésta es la pregunta que me hago todos los días desde que el 23 de abril pasado, Jan Brewer, la susodicha política arizoniana tuvo a mal estampar su firma en la Ley SB 1070, nomenclatura que más bien parece de placa de automóvil que de Ley Antiinmigrante, con lo cual desató la más grande oleada de protestas y descalificaciones a nivel mundial desde los reclamos por derogar el Appartheid Sudafricano a principios de los años noventa del siglo pasado. No he podido disfrutar un noticiero, programa de espectáculos o de variedades sin que los egregios reporteros de espectáculos, comentaristas deportivos, artistas y cantantes, venidos a analistas políticos, se desgañiten con singular fiereza y se desgarren las vestiduras como si se tratasen de consumados politólogos que comprendiesen las aristas que dependen de la decisión de Brewer y compinches variopintos. Y es que, siempre a la defensa de la Libertad de Expresión y de Opinión, los ciudadanos del planeta debemos sentirnos agredidos por la aplicación de una Ley que restringe a los cobrizos hispanoparlantes en la Unión Americana como ciudadanos de segunda clase.

Todo mundo en las calles le echa la culpa a la rubia y pérfida Gobernadora Jan Brewer –pobrecilla, diremos—por la decisión unilateral de insacular a la ya de por sí racista policía de Arizona con la facultad de detener a cualquier “hispano” que parezca sospechoso. Y sospechoso en Estados Unidos es igual a ser moreno, llevar un tatuaje con la Virgen de Guadalupe y hablar la lengua de Cervantes, mal que bien. Todo mundo esgrime su dedo de fuego y señala a la mujer, la racista, la xenófoba, la intolerante, la intransigente, la decimonónica, la emisaria del pasado, la secesionista, la discordante, la segregacionista, la fanática, la supremacista blanca, la sectaria, la hija del Ku-Klux Klan, la hitleriana, la neonazi, quien de ahora y para siempre pasará a la historia con el estigma de la persecución al inmigrante latinoamericano.

Pobrecillos de nosotros. Todavía creemos que detrás de los políticos no existen intereses creados, creemos que detrás de ellos no existen trasnacionales manejadas por hombres y mujeres que creen en el ideal nazi, creemos que los políticos toman decisiones unilaterales, que sólo ellos son los artífices de sus propias leyes, no pensamos que obedezcan a sus patrocinadores arios, no consideramos que el gobernante hoy en día no es más que el árbitro del partido, pero que son otros los que ruedan el balón, no pensamos que si bien Brewer estampó su firma, atrás de la misma exista multitud de empresarios, de una cúpula política y económica que dicta las órdenes. No pensamos que por cada Felipe Calderón al frente, hay un Roberto Hernández o un Carlos Slim atrás… que por cada Barack Obama existe un Gates, un Warren Buffet, un Walton, un Rockefeller, un Lawrence Ellison… que por cada Nicolás Zarkozy hay un Bernard Arnault o una Lilianne Betancourt… y estos empresarios les importa muy poco las olas políticas, les importa un comino si el gobernante es reelecto o no, total, la democracia pondrá a otro más o menos títere que el anterior, ya habrá un nuevo hombre o mujer que querrá agrandar su ego y por ello firmará lo que tenga que firmar, así sea la compra-venta de su propia madre.

Si bien es cierto que la responsabilidad moral e histórica es de Jan Brewer, también lo es que ella no ha hecho más que reproducir la más oscura historia de Estados Unidos: la historia de su racismo rampante, de su xenofobia galopante, de su segregacionismo no impreso, no teorizado, pero sí practicado en todos los niveles: desde el montañés de las Dakotas hasta el piadoso empresario bostoniano… desde las Everglades hasta el Gran Cañón… desde Manhattan hasta el palacio de gobierno de California y su Governator… Sí, es cierto y es verdad de Perogrullo: Estados Unidos se formó de migrantes… pero nadie ha dicho que invisiblemente bajo el pensamiento inmortal de Emma Lazarus en la Estatua de la Libertad: “Dadme sus cansadas, pobres y amontonadas masas, anhelando respirar libremente…” se imprimió un “N.R.D.A: Nos Reservamos Derecho de Admisión”. O más fácilmente: “Güeritos only”. Hubiera sido más fácil y nos alejábamos de hipocresías.

Tampoco hemos sido capaces de percatarnos que lejos de sucumbir ante el peso de una impopularidad que el latinoamericano asume, Jan Brewer ha incrementado su índice de aceptación. En el país de las encuestas, la Tierra de los Bravos, donde los políticos no mueven un dedo si no es con el beneplácito de sus votantes, la popularidad de la Gobernadora se incrementó de un 40 al 56 %, es decir, dieciséis puntos porcentuales en un Estado con más de 6 millones de habitantes de los que el 29.2 % son hispanos o descendientes de los mismos, o sea, menos de 2 millones. No es extraño que Brewer tenga tanta aceptación, ya que el Voto Blanco es del 59.5%, que quiere decir que casi 4 millones de personas se presumen descendientes de alemanes, británicos, irlandeses, franceses, escandinavos y rusos, entre otros.

La Gobernadora Brewer era incapaz de dar un paso adelante con la controversial Ley si no hubiera habido de por medio una encuesta que positivara la firma. Una encuesta donde el votante real, el que está registrado en el padrón electoral, que tiene sus papeles en orden, el que presume de supremacista, no hubiese dado su consentimiento. “Sí”, pese a lo que dijera el Presidente Obama, pese a lo que dijeran la multitud de gobernantes latinoamericanos (en especial Felipe Calderón, ya que el 21% de la población total de Arizona está compuesta de mexicanos), pese a que Brewer acabase crucificada por la opinión pública mundial, pese a que Ricky Martin, Shakira, Juanes y James Earl Olmos levantasen la voz por todos los habitantes del Río Bravo a la Patagonia. Pese a quien le pese y caiga quien caiga, Jan Brewer firmó una Ley Racista, Xenófoba y atrevidamente reaccionaria. Punto.

Por más llamados a un boicot comercial, industrial, social o turístico que se hagan hacia Arizona, vengan de adentro de la Unión Americana, o de afuera de sus fronteras, es bien seguro que la cúpula empresario-política que maneja a su antojo a políticos como Jan Brewer, ya haya tomado previsiones al respecto. Para ellos, será como arrancarles un pelo a un gato… siempre habrán compradores, usuarios de servicios, público en general –incluyendo hispanos- que tengan el mismo pensamiento xenófobo que ellos o que les vengan guangos los llamados y convocatorias de Ricky Martin y de Shakira, de Calderón o de Ban Ki Moon, de Amnistía Internacional o de la Unión Europea… y Jan Brewer, créanlo, duerme tranquila. Su ambición de ser reelecta al gobierno de Arizona se verá reflejada en las urnas el próximo 2 de noviembre de 2010. Brewer tiene la mira puesta a corto plazo en sus dos más cercanos contendientes de su propio partido (el Partido Republicano): el líder estatal del P.R., John Munger y el militar retirado Buz Mills. Lejos –y cerca- estará la contienda estatal contra el candidato Demócrata y ex alcalde de Phoenix, Terry Goddard, reconocido como “moderado” en asuntos migratorios. Ya veremos qué pasa en noviembre… el tiempo nos dará la razón o nos desdirá.

Tampoco seamos tan ingenuos y creamos que el gobierno de Arizona dará marcha atrás a la aplicación de la Ley. Acaso la moderará. Como cité antes, el Gobernador (en este caso, Gobernadora) es como el árbitro del partido. Y en mis poco más de 20 años de ver partidos de fútbol, jamás he visto que un árbitro se desdiga cuando señala una falta, un penal, un tiro de esquina, o amoneste y/o expulse a un jugador. Ello le restaría autoridad… y el árbitro es la máxima autoridad en un partido. Lo mismo ocurre con Jan Brewer.

Cierto es que la decisión de promulgar ésta ley es un paso atrás, un salto en las garantías individuales de cualquier ciudadano. Nadie lo niega. Pero, ¿quiénes serán los encargados de luchar a favor del inmigrante hispano? Cualquier gobierno de Latinoamérica –en especial el de México—que pretenda esgrimirse en defensor de los derechos de los migrantes, carece de autoridad moral para hacerlo. Es como escupir al cielo: el escupitajo te vuelve a caer. Porque Brewer, John McCain o cualquier político racista estadounidense, radical o moderado, podría revirar la crítica: “¿Qué han hecho los gobiernos -como el de México- para garantizar a sus ciudadanos las suficientes ventajas sociales para evitar la emigración? ¿Qué han hecho para garantizar su seguridad económica? En pocas palabras, ¿qué han hecho los gobiernos latinoamericanos para evitar que sus propios ciudadanos se aventuren en los peligros del cruce de la frontera en su búsqueda de una mejor calidad de vida? Ningún emigrante se va de su país natal por odiarlo, o por traición, sino por huir de la miseria, del hambre, de la pobreza extrema… van en busca de una vida material mejor, que en su propia tierra les ha sido negada, les ha sido regenteada, obstaculizada, impedida, impugnada… ¿Acaso los estadounidenses se aventuran a cruzar una frontera como la canadiense para mejorar su calidad de vida?… ¿los alemanes atraviesan los Alpes para llegar a Suiza?… ¿los japoneses cruzan el Mar del Este en afán de llegar a Corea? ¿los daneses nadan hacia Suecia? La frontera más cruzada por habitante alguno del mundo es la que separa a México de Estados Unidos. La más cruzada del mundo. Por algo será… sea porque México no garantiza seguridad económica y Estados Unidos –con todo y su racismo, sus desplantes xenófobos, su “migra”, su doble moral, su inseguridad para con los hispanos- sí. Al menos, eso es lo que creen 500,000 personas que año con año atraviesan la frontera aspirando a encontrar lo que en su país de origen le han negado: la dignidad humana y la certeza económica.

Barack Obama es producto de una lucha por la dignidad del afroamericano que se inició hace más de cientocincuenta años con la Guerra de Secesión y que iría sufriendo diversos momentos, hasta su cúspide cuando el Reverendo Martin Luther King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño” el 28 de agosto de 1963 en Washington, D.C. Los afroamericanos habrían de esperar aún 45 años para que uno de los suyos se sentara en la Casa Blanca. ¿Cuánto habrán de esperar los hispanoparlantes? Creo que mucho más… pues les hace falta un Reverendo Luther King y no creo que Emilio Estefan sea el mesías que los lleve a la Tierra Prometida.

Y mientras tanto, alrededor de esta controversial y satanizada Ley Antiinmigrante llamada SB 1070 aún no se ha escuchado la voz del Pueblo Masónico, de las Obediencias, de las Logias, de los Ritos… ¿qué esperamos? A favor o en contra, la Francmasonería Universal debe asumir su rol histórico en defensa de los derechos humanos, o dejar pasar éste momento y enterrarnos cada vez más en el ostracismo, en el olvido histórico y desaparecer.





domingo, 2 de mayo de 2010

LOS CONSTRUCTORES MEDIEVALES, EL JUEGO DE LA OCA Y EL CAMINO DE SANTIAGO

Todos hemos jugado alguna vez en nuestras vidas, el famoso “Juego de la Oca”, consistente en un espiral de 64 casillas en donde, tirando dos dados (y no uno como usualmente se hace), se va avanzando la ficha hasta coronarse en la última casilla. Pocos saben que en realidad, éste juego es más antiguo de lo que se piensa y que fue creado para perpetuar las enseñanzas de los Compañeros Constructores que fincaron sus improntas al norte de la península ibérica, en el conocido por muchos, Extraño Camino de Santiago. Y tampoco es tan simple como veremos…


LA LEYENDA DE SANTIAGO
Ante todo, hemos de conocer la leyenda del famoso apóstol conocido como Santiago Boanerges o Santiago el Zebedeo, o Santiago el Mayor o San Yago, quien fue a evangelizar a los pueblos ibéricos en el año 33 d.C. llegando a Galicia por el Mediterráneo, según unos, o a A Coruña por el río Ebro, según otros. Se dice que logró hacerse de siete discípulos y que posteriormente, volvió a Jerusalén (36 d.C.). Diversos apócrifos neotestamentarios aseguran que en el 44 d.C. fue martirizado en su país de origen y enterrado allí mismo y, posterior a su muerte, fue llevado a España al llamado “Campo de la Estrella” (que derivó más tarde en Campus Stellae y de ahí a Compostela) donde fue enterrado finalmente. No obstante, hizo un milagro: literalmente “derritió” una piedra con su cuerpo, tomando ésta la forma de una concha marina o “venera”. A partir de allí, se convierten en el máximo símbolo de los peregrinos a Santiago de Compostela. Sin embargo, la leyenda no sería conocida sino hasta el año 813 en tiempos del Rey de Asturias Alfonso II el Casto, cuando un ermitaño cristiano llamado Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro, de Iria Flavia (España), que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Tras excavar hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo.
De hecho, ya existía en dicho lugar, un cementerio celta antiguo y que sería utilizado en lo posterior por otras culturas: suevos, visigodos y musulmanes. De allí puede explicarse la leyenda del nombre, pues cabe la posibilidad de que no se trate de “Campus Stellae”, sino de “Campus Stella”, Campo de Estelas o de Lápidas. A partir de allí, el sagaz Rey astur explotó la leyenda de la tumba del apóstol y comenzó a conocerse como sitio de peregrinaje, dando lugar al famoso “Camino de Santiago”, la ruta de peregrinación más conocida del mundo . Existen varios caminos que llegan a Santiago de Compostela, y más allá, al sitio llamado Finisterre, el fin de la tierra, o el Mar de los Muertos, donde se celebraban rituales celtas de matrimonio y purificación.

EL MAESTRO JACQUES
No obstante, varios historiadores ponen en tela de juicio la estadía de Santiago en Hispania, toda vez que se ha comprobado que nunca salió de Jerusalén. Quien sí estuvo en la península fue Saulo de Tarso (San Pablo). Sin embargo, en Compostela había unos huesos que sí correspondían a un Jacques: el llamado Maestro J, que se transformó al francés antiguo como Jacques .
Se dice que éste Maestro tenía un origen pirenaico y era un místico cantero, experto en desbastar piedras, cuya fama llegó a oídos del Gran Maestro Hiram Abiff, que le contrató para que colaborara en la construcción del Templo de Salomón. No hay que olvidar que esto es más una leyenda que una realidad histórica que es difícil de comprobar. Lo que sí es cierto, es que Jacques creó una fraternidad de canteros en las ahora provincias españolas de Huesca y Navarra (donde inicia la Ruta Jacobea en España) y que su nombre se adaptó pronto al idioma local: Jac hace referencia a Jacob, Jacobo, Yaco, Yago; y iak que en idioma vascuence significa “saber”, o “sabiduría”. Ésta fraternidad se hacían llamar originalmente los Lobos y existieron también en Francia. Los “Lobos” perdurarían en Francia hasta entrado en siglo XIX como sociedad secreta.
El símbolo que reconocía a los canteros discípulos del Maestro Jacques era una pata de oca. Cuando el cristianismo triunfó y se asentó definitivamente en España, la pata de oca fue sustituida por el crismón, signo que encierra en un círculo el monograma de Cristo y que se repite en dos lugares importantes de la ruta jacobea: las catedrales de Jaca y Santiago de Compostela.

LA OCA EN EL CAMINO DE SANTIAGO
Empero, el crismón es un símbolo más reciente. Los Compañeros Constructores originales, tenían como símbolo la espiral de caracol y como hijos de Jacques, se hicieron llamar los “jars”, de donde derivaría la palabra Oca en español. El término francés original es “Auche”, del latín “Aucam” y del bajo latín “Auca”, de donde viene “Oca”. Del sánscrito tenemos el término “Hansa”, de donde evoluciona al latín en “Anser” y del gótico “Gans”, produciendo “Ánsar” y “Ganso”. El término “Jars” se quedó en Francia. Pero cabe suponer si el término Oca no viene del provenzal, pues ésta zona (Provenza) del sur de Francia, fue conocida como el Languedoc, ¿acaso será Lengua de Oca?. Asimismo, cabe la posibilidad de que se trate del país de la Oca.
Como quiera que fuese, los “jars” dejarían su impronta a lo largo del Camino de Santiago. Y ejemplos sobran: Valle de Ansó (ánsar), Nájera (Jars), Ojacastro, río Oja, los montes de Oca, Villafranca Montes de Oca, Arraya de Oca, Puerto de la Pedraja (Piedra de Jars), Castrojeriz (Castro-Jars), La Rioja (rio-oca), Villageriz (Villa Jars), El Ganso, sierra y río Ancares (ánsares), Santa María de Oya (Oca), Aldea Oca y Puerto de La Oca. Basta ver un mapa español para corroborar.
Los mismos Jars se volvieron conocidos como los Caballeros (que montan no un caballo, sino la Cábala, el esotérico caballo del saber) del Cisne, o “Cygnatus”, de donde puede inferirse la palabra “Sygnatus”, donde el primero significa “cisne” y el segundo, “signo”. La Oca es, pues, la hembra del cisne. Y el cisne es una de las aves más emblemáticas que existen desde antiguo. Recordemos a Zeus-Cisne y Leda-Oca, padres de Cástor y Pólux (los Dióscuros) y Helena, raptada por Teseo, quien atraviesa el mítico laberinto cretense para hacer frente al minotauro. Como se ve, no hay nada nuevo bajo el sol. Tampoco hay que olvidar que el Camino de Santiago va de Oriente a Occidente y es llamado “La Vía Láctea”, por ello también se le conoce como el “Camino de las Estrellas”.

EL JUEGO DE LA OCA
Se atribuye su creación a los griegos, y más tarde penetró a Europa en el Medievo y no sería extraño que sus introductores fueran los Constructores o Jars (de acuerdo a la teoría que se maneja en este artículo, pues otra cita que la invención del Juego de la Oca la hace prove nir del asedio a la ciudad de Troya y otra más a los Médici). El juego de la Oca lo constituye un tablero con 64 casillas dispuestas en espiral. Los tableros actuales carecen totalmente de simbolismo (aunque en su mayoría respetan la esencia original), mientras que los tableros medievales estaban pletóricos de ellos. Se juega con dos dados y fichas para “pagar” algunos peajes y su disposición también recuerda que antaño una forma de iniciarse era jugando. En realidad, el juego de la Oca es un camino de ocas que conducen al Jardín de la Oca y hay que superar los obstáculos que se interponen al jugador. Veamos:

• Existen 13 ocas dispuestas en las casillas 5, 9, 14, 18, 23, 27, 32, 36, 41, 45, 50, 54 y 59. Cuando un jugador cae en una oca, saltará hasta la siguiente diciendo “de oca en oca y tiro porque me toca” y vuelve a tirar. Las trece ocas rememoran las trece etapas que recomienda el Códice Calixtino para recorrer el Camino de Santiago. Si se fija uno atentamente, la disposición de las mismas sigue una secuencia de 5 y 4 cada vez.

• La primera casilla tradicional (la número 1) aparecen varias ocas conducidas por un mago, un hechicero, un juglar o cualquier personaje que representa a quien va a realizar la peregrinación, porque el “Camino de Santiago es el camino de las personas comunes”. Se trata del Mago Iniciador que lleva al neófito.

• Algunos tableros colocan mensajes crípticos en algunas casillas que aparentemente son “libres”. Por ejemplo, dragones, gnomos y danzas sagradas.

• El número 9 tiene un significado especial, pues si el jugador tira un 9 sumando con los dados 5 y 4, se pasa a la casilla 53; pero si suman 6 y 3, pasará a la casilla 26. En ambas casillas (26 y 53) aparecen los dados, que representan la Piedra Cúbica. ¿Coincidencia? Y resulta que si sumamos los dígitos de 53 y 26 dan como resultado el 8.

• Entre los obstáculos caben destacar los siguientes:

1. El Puente (Casilla 6), donde se paga un tanto por el derecho de peaje y pasa a descansar un turno en la Posada (casilla 19). El puente posee un simbolismo directo con la construcción, la unión de lo celeste trascendente y lo terrestre cotidiano, cruzando en ambas direcciones. No es un puente común, sino uno sagrado, requiriendo de un esfuerzo por cruzarlo. Estos puentes se pasaban tras arrojar una moneda al “genio de las aguas”, presente en los mitos medievales, de ahí la moneda (o ficha) que se paga.

2. La Posada (casilla 19), paga un tanto por hospedaje y permanece un turno descansando sin jugar. Estas posadas están aún muy presentes en la ruta jacobea, especialmente en tramos difíciles del Camino. No obstante, el peregrino puede caer en la tentación de descansar más de la cuenta, por ello al llegar a ésta casilla tiene una penalización y pierde un tiempo útil en su recorrido.

3. El Pozo (casilla 31), deja de jugar hasta que otro jugador caiga en él. Se paga por el derecho de agua aparentemente. No se trata de un pozo cualquiera, sino de un Pozo Sagrado, que se ubicaba antaño en toda construcción sacra, sirviendo para sacar provecho de las corrientes telúricas que pasan por debajo de éstos lugares, serpenteando bajo tierra en forma de aguas milagrosas, que en ocasiones se creía tenían encantamientos. Por ello, el jugador no puede salir, porque está “encantado”.

4. El Laberinto (42), paga un tanto y extraviado sin hallar la salida, retrocede a la casilla 30, perdiendo un turno sin jugar. Los tableros originales diseñaban al laberinto como un zigurat babilónico (es decir, la famosa “Torre de Babel”). Qué decir de la representación de un laberinto, recordándonos al mítico laberinto de Creta. Los constructores medievales, asimismo, eran muy dados a colocar losas en los pisos en forma de laberintos .

5. La Cárcel (52), igual que en el pozo, no puede salir hasta que otro jugador caiga en ella. Simboliza la cerrazón de nuestra mente a realidades ajenas a nuestro plano vital, como el encierro real. El jugador permanece en ella hasta que alguien más lo “redime”.

6. La Muerte (58), paga un tanto y vuelve a comenzar la partida. Se trata de un recuerdo de los rituales iniciáticos practicados por los Jars dentro del simbolismo muerte-resurrección. Es la principal trampa del Camino de la Oca y, por su proximidad con la casilla del Jardín de la Oca, se trata de la Prueba Final del Iniciado. El jugador que cae en la muerte simplemente no deja de jugar sino que reencarna en un nuevo ser que debe volver a hacer el recorrido, intentando superar nuevamente las pruebas.

7. La Puerta del Jardín de la Oca (casilla 63) es la entrada al Jardín. Para entrar por la puerta, se ha de sacar el dado con los puntos justos, retrocediendo siempre los puntos sobrantes, pues el ingreso ha de ser perfecto.

8. Es de destacarse que la casilla final, el Jardín de la Oca, no va numerada, a diferencia de todas las anteriores. La Divinidad sin nombre aguarda la llegada del viajero para concederle toda clase de dones. Guarda toda su sabiduría y el secreto del número invisible, no escrito, pero presente. Todas las representaciones de la Oca en diversos tableros colocan ésta casilla como un jardín de las delicias, como un paraíso. En realidad no se llega a Santiago de Compostela, sino a un plano superior. Santiago de Compostela es sólo la puerta (casilla 63) por la que penetra todo peregrino.

El resto es suyo. Espero que les haya gustado.

Imágenes:
1.- Estatua de Santiago Apóstol
2.- Crismón en el Camino de Santiago
3.- Ejem plo de tablero del Juego de la Oca
4.- Cristo de la Oca en la iglesia de Puente La Reina (Navarra)