domingo, 23 de enero de 2011

EL CONOCIMIENTO

Los masones muchas veces promovemos el conocimiento. Promovemos el cascarón, pero no el interior del huevo. Creemos en la periferia, no en el Centro. Consideramos que el conocimiento acumulativo salvará a la humanidad de la barbarie en el momento en que todas las señales del mundo demuestran lo contrario. Los masones alabamos a quienes coleccionan libros, a quienes atesoran conocimientos; consideramos que lo importante es que nuestros miembros conozcan mucho, y olvidamos que no sabemos nada.

La cantidad de conocimientos que poseemos no provocará ningún cambio sustancial en nosotros. Todo conocimiento afecta el exterior, la periferia de la mente. El conocimiento estará en la memoria, allí se establecerá, pero no cambiará la conciencia. A menos que cambie la conciencia, nada se habrá logrado. Por ello, todo conocimiento resulta accesorio, cuando no inútil. A medida que adquirimos conocimiento, la periferia de la mente se vuelve acumulativa, aunque sigamos siendo los mismos con la diferencia de que acumulamos más. Conocemos más cosas, pero seguimos siendo los mismos.

Ningún conocimiento proviene del interior. Todo conocimiento proviene del exterior. Se toma prestado. No es propio. Se extrae de los demás. Es el mundo el que otorga el conocimiento: es del exterior de donde nosotros obtenemos el conocimiento.

La persona de conocimientos proclama que lo sabe todo, lo que es prueba de su ignorancia. Sólo la persona ignorante proclama que sabe; el sabedor siempre admite que no sabe, señal del verdadero saber.

El conocimiento fortalece al ego, a lo masculino, a lo fálico. El conocimiento es ambición, por ser deseable de ser obtenido. El hombre ansía el conocimiento porque le han dicho que éste le abrirá las puertas del mundo. No lo ha intuido. El conocimiento abre una puerta: la del ego. El hombre de ego cree que a mayor sabiduría, mayor calidad de vida. El conocimiento, pues, es una acumulación periférica… y la periferia no es lo esencial. Porque cuando acumulamos conocimiento, fortalecemos a nuestro ego

El conocimiento es cuantitativo, no es cualitativo. No ha podido serlo. El mundo ha operado de tal forma que el hombre común cree que entre más conoce, más vale. Que entre más conocemos, más valemos.

El conocimiento es agresión. Nos abre las puertas del mundo profano, pero nos cierra las puertas del YO, de la conciencia. Al no ser propio, nos resulta accesorio. Al tomarse como préstamo, el conocimiento obnubila la conciencia del masón. Al no ser nuestro, es como un ropaje con que se viste a un cadáver: no tiene mayor utilidad que el hacerlo ver bien a los ojos de los demás. El cadáver no precisa ropa; es incapaz de sentir vergüenza o valentía, tristeza o alegría, frío o calor. La ropa del cadáver sólo sirve para ocultar su cuerpo de los ojos de sus deudos y para alimentar a la tierra. No tiene ninguna otra utilidad.

De la misma manera, el conocimiento adquirido no nos es más útil que el ropaje de un muerto. Es sólo una etiqueta, un rasgo de distinción, algo que nos ponemos para sorprender a los demás, para pavonearnos ante ellos. Se fortalece así nuestro ego.

Todo conocimiento puede ser necesario, pero no es indispensable. El conocimiento en sí, no es malo. Pero tampoco es bueno. Lo bueno y lo malo, cuando se aplican al mundo de las ideas, son simples etiquetas: se vuelven en palabras vacuas que carecen de un significado útil. La utilidad que se le de al conocimiento sí puede ser buena o puede ser mala. La intención sí admite dualidades. Pero el conocimiento no: no es ni bueno ni malo. En sí, es inocuo.

La Verdad, al ser Una, es indivisible. El conocimiento divide. La mente es como un prisma que todo lo divide. La Verdad no admite divisiones, por lo mismo, no es compatible con el conocimiento.

En fin, el Conocimiento en sí, no es malo. Tampoco es bueno. Lo bueno y lo malo, cuando se aplican al Mundo de las Ideas, son simples etiquetas: se vuelven en palabras vacías que carecen de un significado útil, porque el Hombre, al dividirlo todo con su mente, de igual manera divide los conceptos. La utilidad que se le dé al Conocimiento sí puede ser buena, o puede ser mala. La intención sí admite dualidades; empero, el Conocimiento no es ni lo uno, ni lo otro.

Todo Conocimiento puede ser necesario, pero no es indispensable.

2 comentarios:

  1. Amigo/a, lo que usted propone entonces es un cambio en la mentalidad de los masones? Que se fomente el crecimiento interior? Y que no se gasten mas energias en adquirir conocimientos innecesarios para ayudar asi a la raza humana?

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  2. El conocimiento no se transmite o traslada, se construye. Esa "construcción" interior, propia y privativa de cada ser humano, es estudiada por la gnoseología y la epitemología. Lo que si se transmite/traslada/divulga/transfiere es la información. Sin la menor voluntad de interferir en el enfoque del autor, sugiero revisar el protagonismo del conocimiento. Por lo demás, el aporte resulta interesante y productivo. Gracias!

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