Es momento de dejar de actuar,
sal de la vorágine de la vida
y haz un espacio para meditar.
Manténte inmóvil, aquieta tu espíritu.
Busca la soledad.
Sólo así podrás ver con claridad.
Han habido muchos movimientos hasta ahora.
Los caballos están desbocados,
el remolino ha girado incesantemente...
Yergue tu columna, concéntrate en el bajo vientre,
relaja tu cuerpo, observa tu respiración, expándete.
Cierra los ojos y haz el silencio.
sintiendo el cordón umbilical que los une.
Reposa, descansa, medita.
Luego, ve y actúa si es preciso.
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