Para muchos, la vida carece de sentido y resulta frustrante. La vida es frustrante porque la llenamos de deseos, y todo deseo es frustrante. Cuando en la vida solo encontramos frustración, es cuando comienza la Búsqueda Espiritual. Es cuando empieza el Camino.
No estamos buscando Lo Que Es. Nos pasamos la vida buscando lo que es deseado. Por lo mismo, si seguimos deseando, la vida seguirá siendo frustrante, porque la vida es como es. La vida no es como queremos que sea. Desear es la base de la frustración.
La Búsqueda Espiritual significa encontrarse con la realidad tal como es sin ningún deseo. Al hacer a un lado el deseo, hacemos a un lado la frustración. En el momento en que no hay deseo, el mecanismo de proyección deja de funcionar, entonces podemos ver las cosas tal como son.
La mente que está en una Búsqueda Espiritual es una mente sin deseos. El Buscador Espiritual es quien está consciente de lo absurdo del deseo y entonces, está preparado para conocer lo que es. La Búsqueda Espiritual es la búsqueda de la realidad. La realidad está siempre en el presente, aquí y ahora. El hombre nunca está en el presente. El Caminante debe estar en la realidad, en el presente. El hombre siempre está en el futuro, en sus deseos, en sus sueños.
Es verdad que los sueños han motivado al ser humano por la senda del descubrimiento y de la ciencia. Pero, ¿ha valido la pena? La ciencia ha logrado avances inimaginables en los miles de años de historia del Hombre, pero no le ha cambiado su faceta destructiva, su crueldad con sus semejantes y con la Naturaleza; sus ambiciones, sus egoísmos, sus ansias de poder, de gloria, de honores. Todo ello ha ensombrecido y continúa ensombreciendo a la ciencia. Tampoco las religiones institucionalizadas han podido resolver las máximas dudas del Hombre, y se han contentado con llenarle la mente de muchas más preguntas, de misterios y de enigmas alrededor de un Dios que no se puede ver, ni oír, ni tocar, pero que basta con estirar la mano –metafóricamente—para alcanzarlo.
La realidad está aquí y es ahora. No hay mañana. Olvidémonos del ayer. El único tiempo del que disponemos es el Ahora, pues éste nunca pasa. Ser Buscador Espiritual es estar aquí y estar ahora.
El masón es un Buscador Espiritual. En tanto que la Masonería reviste una inutilidad práctica, no le queda más remedio –y así fue planificada—que volcarse hacia la Búsqueda Espiritual, aunque algunos no lo comprendan. Aunque algunos sólo visualicen el oropel, la Búsqueda Espiritual se percibe a lo largo de todo el Camino.
Los ojos engañan. Los ojos solo ven lo que la mente quiere ver. así nacen las falsas ilusiones. La realidad de la Masonería es muy diferente de lo que los ojos de muchos masones contemplan, extasiados en el lujo y esplendor de los símbolos. No todos saben armar rompecabezas.
No obstante, la Masonería no forma santos, sino Hombres Verdaderos, en comunión consigo mismos y, por tanto, con el Uno. No busca la santidad, sino la espiritualidad. No busca la trascendencia, sino la inmanencia. No forma civilizaciones: forma hombres que crean civilizaciones. La Masonería crea Caminantes. La Masonería crea Buscadores.
La Búsqueda Espiritual no persigue la salvación después de la muerte. Eso es deseo, incluso más codicioso que el deseo de poder, el deseo de riqueza o el deseo de prestigio. Este deseo de salvación es el más codicioso porque va más allá de la muerte.
La Búsqueda Espiritual no es tampoco buscar a Dios. También el buscar a Dios es un deseo codicioso. Cuando un hombre busca a Dios, siempre lo está buscando por algo: sea salud, trabajo, dinero o amor de pareja. No es un acto noble, aunque los propósitos parezcan elevados. Todos estos son deseos de codicia: surgen porque los hemos visto entre los más allegados, por eso los codiciamos. Dios no está para cumplirnos caprichos. No es nuestro sirviente, ni nuestro jefe. No es un médico, ni un empleador, ni un consejero de parejas. Él es quien Es, ese es Su nombre. Y estos deseos son vanos. Sigamos la máxima hebrea: “No mencionarás el nombre de Dios en vano”.
Dios está ahí, pero no es debido al deseo. Ello es la realidad y la realidad es divina. La realidad no está allí por deseo. La realidad está en el presente y el deseo es proyección al futuro. La Búsqueda Espiritual es la desilusión del futuro y el permanecer en el presente. Es estar en el presente.
Desear es correr sin llegar a ninguna parte. Al correr, vemos hacia el frente, no a los lados. Es preciso quedarnos quietos y conocer lo que hay alrededor, lo que es. Todas las puertas están abiertas, pero corremos tan rápido que no podemos verlas. Mientras mayor es la frustración que sentimos, mayor es la velocidad con que corremos.
Es absurdo, porque nadie llega a la meta, aunque siempre hay alguien más adelante que uno y otro que va detrás. Estemos donde estemos, por más que aceleremos el paso, siempre habrá alguien adelante. Y eso es porque al desear corremos en círculos, sin llegar a ningún lugar. Con la realidad es a bien seguro que andaremos en línea recta.
La Búsqueda Espiritual no es buscar algo, no buscamos un objeto. La Búsqueda Espiritual es saber lo que es. Y el saber siempre llega en el momento preciso en que debe de llegar y no hay que apurarlo.
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