La rebelión es una Búsqueda. Al rebelarnos, en realidad estamos buscando. Los rebeldes se vuelven en buscadores de ese algo que les hace falta, de aquello que sirve para complementarlos.
El masón es un rebelde porque es un Buscador. Toda búsqueda inicia con una parte negativa. Y esa parte negativa es el rechazo. Rechazamos un estilo de vida que ya no nos satisface. Sentimos el llamado a la aventura, pero no sabemos interpretarlo. Ignoramos cuál ha de ser el primer paso.
Nos rebelamos contra las cosas mundanas, contra el mundo material. Por oposición, buscaremos el lado espiritual que nos hace falta. Es cuando emprendemos el Camino. En la Búsqueda, el Camino nos encuentra; nosotros no lo encontramos a él. Él es quien nos llama. Cuando surge el hastío, surge la Rebelión y con ésta, la Búsqueda. Es entonces cuando emprendemos el Camino.
La Rebelión puede surgir por dos razones diametralmente opuestas: cuando estamos llenos, satisfechos; o cuando estamos vacíos.
Cuando la Rebelión surge al estar satisfechos, es porque estamos colmados de materia y no hay nada más que obtener: pletóricos de riqueza, de poder, de gloria, de honores, de talento o de conocimiento, nada de lo que hagamos habrá de lograr que el cáliz se apure hasta sus bordes. Es entonces cuando nos rebelamos y vaciamos el cáliz del Ego, buscando llenarlo con su opuesto espiritual.
Cuando la Rebelión aparece al estar vacíos, lo hace positivamente y con toda la fuerza, con toda la energía, con todo el entusiasmo posibles. Al estar vacíos, todo con lo que llenemos nuestro interior, nuestro ser, habrá de parecernos útil. Lo material, llegado el momento, nos satisfará; lo espiritual nunca terminará por llenarnos.
La Rebelión es también un alto, una detención en nuestro Camino, para tomar otro, el que es correcto para nosotros o podemos equivocarnos y asumir el que nos traerá sinsabores. En cualquier caso, habrá una Experiencia. O bien, podemos hacer un alto en el Camino sólo para tomar un respiro y seguir adelante: es válido hacerlo. La Rebelión es un ¡basta!, hasta que rectifiquemos, hasta que comprendamos por nosotros mismos. No olvidemos que en el Camino vamos solos y solos hemos de llegar a la meta, que está en todas partes.
Podemos hacer un alto, detenernos, porque nuestros cuerpos, nuestro vehículo, también necesita un reposo. Debemos también dejar descansar a nuestra mente, sumirla en la quietud; debemos dejar reposar a nuestro cuerpo físico, herramienta del ser; debemos dejar reposar a nuestro espíritu para que la Vibración no lo haga explotar.
Una vez satisfechos con el reposo, retomad el Camino. Hemos rectificado… y rectificando, hallaremos la Piedra Oculta.
La Rebelión es un alto porque nos permite rectificar nuestro ritmo y mejorar nuestra Búsqueda.
La Rebelión también es un cambio, una transformación. Toda Rebelión es un cambio al statu quo que ha cumplido con su cometido ya y no puede dar más de sí. El tiempo de más en que permanece solo da muestras de su envejecimiento, de su anquilosamiento. La Rebelión surge con la innovación, surge con la búsqueda de implantar una nueva forma de vida, toda vez que la vieja ya ha cumplido con su meta y no puede ir más allá.
Ser rebelde es ser joven. Rebeldía y juventud se asocian, porque el joven busca el cambio en su ser. Deja de ser niño, pero aún no es adulto. Quiere dejar de ser tratado como infante y busca la Reb elión. Ser joven no necesariamente implica ser rebelde. Se puede ser rebelde a cualquier edad, pero no permanentemente. Se puede ser rebelde dos, tres o más veces, pero si se es rebelde siempre, implicaría que la Búsqueda ha sido infructuosa, implicaría que en el andar no se ha encontrado nada, que no se llega a un estado de satisfacción.
Si se es rebelde siempre, no habrá nunca un cambio sustancial en el espíritu. O habrá varios. Uno tras otro se sucederán los cambios y se estará en permanente estado de neurosis. La mente, en lugar de aquietarse, se enervará y la Conciencia no habrá experimentado más que profundas turbaciones.
Si se es rebelde siempre, el alto será permanente. Viviríamos en un estado de pasotismo constante. Nunca asumiríamos el Camino correcto, nunca reanudaríamos la marcha en el Camino que estemos y desperdiciaríamos no sólo el tiempo, sino la oportunidad de transformación, la oportunidad de elevar nuestra Conciencia y cambiar de altitud. Seríamos los mismos.
Si se es rebelde siempre, seríamos eternamente jóvenes y perderíamos el respeto hacia nosotros mismos. Habría una negación constante y todo cuanto hayamos hecho, nos habrá parecido inútil.
Sólo las rebeliones materiales se hacen con ruido. La rebelión espiritual es en silencio. Es una transformación del espíritu. Es parte del diálogo íntimo. Ser rebelde es un estado mental, aunque puede y suele transformarse en experiencia. La rebeldía se hace en silencio.
La Masonería es una Rebelión Silenciosa. Y es la mayor rebelión posible.
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