Nuevamente, con la autorización del Hermano Favio Mendoza Méndez, Pást Máster de la Respetable Logia Simbólica "PLUVIUS" No. 62, reproduzco la segunda parte de su Trazado sobre la Libertad.
De ‘La Libertad’ a ‘mi libertad’
En la exposición anterior afirmé que la libertad es un concepto humano (es decir, tiene su origen y existencia en nuestra mente) que constituye un elemento cultural y evolutivo en la conformación de nuestra especie.
La Historia nos da cuenta de las distintas formas en que dicho concepto ha sido valorado en las sociedades humanas, y debemos reconocer que en todo grupo social la cultura está fuertemente influenciada por sus grupos más poderosos, que dirigen la educación, la religión y los medios de comunicación, penetrando así en la mentalidad de toda la población, amén del seguimiento que por emulación hacen las clases bajas al admirarlos.
Simplemente verifiquemos esto en la influencia que los medios ejercen sobre las masas. Es así que la actual percepción de la libertad, los valores, la moral, y otras muchas abstracciones (que dicho sea de paso sólo me son interesantes en la medida de su utilidad) se derivan del “american way” que nos bombardea constantemente en programas y filmes de los que se haya ávida nuestra sociedad mexicana, lo queramos o no.
Por otra parte Erich Fromm insiste en su obra, “El miedo a la libertad”, que dicho concepto varía en su significado de acuerdo con el grado de autoconciencia que cada ser humano posea, es decir, depende de la concepción que cada quien tenga de sí mismo, como un sujeto separado del resto, como un ser independiente.
Es ahí donde nos explica lo que él llama “estado de separatidad”, explicándola con el proceso por el cual el infante descubre su existencia individual y separada, primero de la madre y luego de todo lo demás.
Así que, según su aportación, la percepción de libertad e incluso el disfrute de su experiencia dependerán de ese proceso de individuación, que implica el autoconocimiento y la generación de la propia conciencia.
Solo que el autor citado agrega una gran carga de moralina al enfatizar en la responsabilidad que el concepto trae aparejado y su contraste con el también conceptualizado ‘libertinaje’, o al menos lo expone así desde ‘su percepción’ heredera de la tradición judeocristiana que todos los occidentales mamamos en el hogar, nuevamente lo queramos o no.
Al exponer este tema ante mis cofrades, uno de ellos opinó que en la sociedad actual se identifica al hombre que es así de libre con la figura de “el loco”. Este señalamiento viene muy al caso, porque efectivamente así es visto quien rebasa los límites que el grupo social admite, y se le señala con dedo flamígero como un asocial, amoral, anti institucional, y demás letanías que las autoproclamadas ‘buenas y domesticadas conciencias’ gustan en emplear para hacer evidente su distinción entre ellos y el infame trasgresor.
Pues bien, esta visión social de “el loco” es también un arquetipo recogido en el Tarot con un arcano que representa el ser libre e indómito sin ataduras materiales ni espirituales. “El loco” es simple, natural, bohemio; es “él” sin importarle cómo se vive en el mundo, por ello, no se lo compra con dinero, ni halagos, ni amor, ni nada. Su conocimiento de las cosas es generalmente superior al resto de las personas y desde esa sabiduría y creatividad acciona, olvidando que la cotidianeidad social exige otros códigos y normas, por eso se lo percibe como extravagante y transgresor.
Otra fuente expone a este arcano como un joven que combina sabiduría e insensatez, asociado con el ‘cuánto’ y con la ‘dualidad tiempo/espacio’, símbolo de la extraña naturaleza cuántica de la realidad, de la anarquía que reina en el nanocosmos. El número cero que lleva en el Tarot de Marsella baila entre los opuestos (curiosamente como el andrógino Bafomet). Es un arquetipo itinerante que deriva por el alma como un nómada, representa por tanto un principio de movimiento instintivo, opuesto a todo sedentarismo de la consciencia, a toda acomodación del ego.
Las anteriores citas son un traje a la medida para el siguiente personaje: Diógenes de Sínope, quien a pesar de no ser considerado creador de la escuela de los Cínicos, constituye su mejor exponente. Entre uno de los fragmentos de su ingenio, se dice que habiendo sido invitado por algún riquillo de su época, al entrar en su lujosa y pulcra mansión éste le advirtió que no escupiese en ella, tras lo cual Diógenes arrancó una buena flema y la escupió en la cara del dueño, para decirle después que no le había sido posible hallar un lugar más inmundo en toda la casa (¿Será por eso que animado de ese mismo espíritu me atreví a escupir al rostro de algunos hipócritas?, solo elucubro porque yo de Diógenes no tengo nada, aunque tal vez sólo indicios del síndrome).
Pero de esta rica filosofía y otras cosas los aburriré en la siguiente exposición.
Es cuanto.
FAVIO MENDOZA MÉNDEZ
el querido hermano favio mendoza mendez en mayo del 2015 ha pasado a ocupar su columna en el eterno oriente..el gran arquitecto del universo siempre lo ilumine en su recorrido.
ResponderEliminarQue risa me dan , a los Profanos un saludo afectuoso, a mis QQ:.HH:. T:.A:.F:. Que el G:.A:.D:.U OS I.
ResponderEliminarQue risa me dan , a los Profanos un saludo afectuoso, a mis QQ:.HH:. T:.A:.F:. Que el G:.A:.D:.U OS I.
ResponderEliminarJame... jamme jaaaaaaaa! Muere frezer
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