En éstas fechas navideñas, abundan profusamente las referencias religiosas, simbólicas y tradicionales. Desde fines de noviembre y prácticamente hasta el 2 de febrero, el llamado “Día de la Candelaria”, todo hogar mexicano, de manera sencilla u ostentosa, encuéntrase adornado con motivos navideños de todo tipo: desde el pequeño y tradicional Nacimiento (o Pesebre), hasta las luces multicolores cintilando en las ventanas o el muñeco de nieve inflado. Una de las más memorables y socorridas tradiciones que venimos como mexicanos, heredando de los españoles, es la del Villancico Navideño.
Un villancico es una composición musical tradicional de varios países como España, Portugal y por extensión, casi toda Latinoamérica. El villancico en realidad es una pieza musical de origen popular cuyos temas originales eran profanos, mas con el tiempo se fueron creando también algunos con temática navideña. Hoy día, identificamos al Villancico como algo propio de la Navidad, cuando en realidad el Villancico Navideño es sólo un subgénero. El villancico fue muy popular a partir de los siglos XV y hasta el XVIII. Algunos de los más conocidos nacen en siglos posteriores (XIX y XX), pero son menos que los originales.
Habría que aclarar que no toda canción navideña es un villancico. Por ejemplo, Adeste Fideles, Jingle Bells o Blanca Navidad no son villancicos. Tampoco el canto tradicional de la posada o el que se canta pidiendo la “rama” es un villancico.
Los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer ni escribir y que necesitaban que alguien les indujera a la fe cristiana. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad. Se llamaban "villanus" al aldeano o habitante de las “villas” y con el tiempo el nombre cambió a "villancicos". Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo. En el siglo XIII se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís, antecedente directo de los modernos Nacimientos o Pesebres que decoran nuestros hogares.
Durante estas fechas se cantan infinidad de piezas musicales, no todas estas pueden ser consideradas como villancicos. Se cree que “Jesus refulsit ómnium” (Jesus, luz de todas las naciones), pueda considerarse como el primer villancico navideño, aunque se trata de una de las primeras canciones –de que se tiene noticia- que versa acerca del Nacimiento de Jesús, por lo que podríamos situarla como “Navideña”. Asimismo, se le concede ser el primer villancico, fue escrito completamente en latín por Sant'Ilario de Poitiers en el año 368 d.C.
Jesus refulsit omnium
Pius redemptor gentium
Totum genus fidelium
Laudes genus dramatum
Quem stella natum fulgida
Monstrat micans per authera
Magosque duxit praevia
Ipsius ad cunabula
Illi cadentes parvulum
Pannis adorant obsitum
Verum fatentur ut Deum
Munus freundo mysticum.
Asimismo, la pieza gregoriana “Puer Natus Est Nobis”, por su alusión a la Natividad de Cristo, está considerada como uno de los primeros villancicos de la Historia y hoy en día se utiliza como introito de la tercera misa en la fiesta de Navidad. La traducción de los primeros versos latinos de este canto es: "Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado".
Puer natus est nobis, et filius datus
est nobis, cujus imperium super
humerum ejus et vocabitur nomen
ejus, magni consilii Angelus.
Cantate Domino canticum novum
quia mirabilia fecit. Gloria.
Adeste Fideles (Venid, Fieles), es quizás el Himno Litúrgico más cantado por multitud de grupos corales en éstas épocas. Se le conoce desde fines del siglo XVIII y, como se cantaba en la misión portuguesa en Londres en 1797, por lo mismo muchos lo conocen como «El himno portugués». Se le atribuye a John Reading, organista en la Catedral de Winchester de 1775 a 1781, y posteriormente en la Universidad de Winchester. Asimismo, ha sido atribuido a San Buenaventura, aunque no se encuentra entre sus obras. Otros aducen que su autor puede ser el rey Juan IV de Portugal, «El Rey Músico», mecenas y protector de la música y autor de varios himnos.
Adeste, fideles, laeti, triumphantes,
Venite, venite in Bethlehem:
Natum videte Regem Angelorum.
Uno de los ejemplos más representativos de música asociada a éstas fechas, más que un villancico se trata de un oratorio de profundo arraigo en las cantatas alemanas: me refiero a “Der Messias”, o “El Mesías” de Georg Friedrich Häendel, mismo que tuvo una gran aceptación desde su estreno en el New Music Hall de Dublin, Irlanda, en 1742. El Mesías es una magnífica y sublime pieza que, aunque sencilla en su estructura, destaca en su monumentalidad en cuanto a su duración. Dividida en tres partes, la primera, que tiene por temas el Adviento y la Natividad de Jesús y la segunda, en cuanto a la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascenso de Cristo y que finaliza con el celebérrimo “Hallelujah” (Aleluya), pieza maestra de la música coral. La tercera parte narra el triunfo de Jesucristo sobre la muerte, con el “Amen” como final. No obstante, tratándose de una obra coral para ser interpretada por una orquesta, es difícil escuchar a la gente cantarla por las calles en éstas épocas. Para ello existen los villancicos.
A México llegan los primeros villancicos de mano de los españoles avecindados en nuestra patria cuando aún era la Nueva España, en el siglo XVIII. Varios villancicos son atribuidos al clavecinista español y sacerdote, Antonio Soler (1729-1783), pero la mayoría son de profundo arraigo popular. Por ejemplo, “El Chiquirritín” y “Campana sobre Campana”, muy populares en nuestros días y ambos originarios de la provincia de Andalucía o Al-Andalus. Otro ejemplo es “En el portal de Belén” que se trata de un canto típico de la región de Castilla. Otros cantos provenientes de España son “La Virgen y San José”, originario de Extremadura, “Mi burrito sabanero” (llamado así porque recorre la sabana), “Pastores venid” y por supuesto, “Los peces en el río”.
Otra canción navideña muy popular es “Ande, ande, ande”, que en realidad se llama “La Marimorena”. Todos pensamos que la famosa “Marimorena” se refiere a la Virgen María. En realidad, éste vocablo existe en el castellano desde 1579 y alude a una tabernera madrileña a quien se le conocía como la “Mari Morena”. Documentado en los Archivos de la Casa y Corte de la Villa de Madrid dentro de las causas judiciales que ocurrieron en el año 1579, en donde una de ellas era contra Alonso de Zayas y Mari Morena, su mujer, tabernera de corte, por tener en su casa cueros de vinos y no querer venderlos. Es por esto que el nombre y el apellido de esta mujer encausada, su clase y la calidad de su culpa, han dado origen desde el año 1579 a la expresión, hoy muy usual de Marimorena por pendencia, riña o camorra y se encuentra en el Diccionario de la R.A.E.
Sin embargo, no todos los cantos navideños populares nos provienen de España. Por ejemplo, el villancico más famoso y cantado en todo el mundo es “Stille Nacht”:
Stille Nacht! Heilige Nacht!
Alles Schläft, einsam wacht
nur das traute, hochheilige Paar.
Holder Knabe im lockigen Haar,
schlaf in himmlischer Ruh'! (2x)
…que es más conocido entre nosotros por su versión en español: “Noche de Paz”. Composición que se interpretó por primera vez en la iglesia de San Nicolás de Obendorf, Austria, la Noche Buena de 1818, con letra del sacerdote Joseph Morh y música del maestro Franz Xaver Guber y que fue interpretada solo con una guitarra y la voz de Morh.
Una de las canciones más conocidas en el mundo proviene de Estados Unidos, y es “Jingle Bells”, que ha sido traducida a todos los idiomas y ha merecido diversas versiones: por ejemplo, en México la llamamos “Navidad, Navidad, pronto llegará…”. Fue escrita entre 1850 y 1857 por James Pierpont (1822-1893) bajo el título de “One Horse open sleigh”, y publicada en Boston el 16 de septiembre de 1857 por Oliver Ditson & Co., relanzada en 1859 bajo el título “Jingle Bells, or the One Horse Open Sleigh”. El estribillo conocido es:
Jingle bells, jingle bells
Jingle all the way,
Oh what fun it is to ride
In a one-horse open sleigh, O
Jingle bells, jingle bells
Jingle all the way,
Oh what fun it is to ride
In a one-horse open sleigh.
…y aunque suele identificarse como una canción navideña, en realidad no es así, aunque sí puede emparejarse con la época decembrina. La canción no menciona nunca la palabra Navidad, pero sí alude a una carrera de caballos:
Suenan las campanas, Suenan las campanas,
Suenan todo el camino;
¡Oh! qué divertido es conducir
Un trineo abierto de un solo caballo.
Suenan las campanas, Suenan las campanas,
Suenan todo el camino;
¡Oh! qué divertido es conducir
Un trineo abierto de un solo caballo.
De igual manera, se encuentra en la lista de canciones navideñas “El Niño del Tambor” o “El tamborilero”. Éste es un villancico popular de origen checo y que en 1941 fue traducida al inglés por Katherine Davis, de la Universidad de Wellesley, Massachussetts. Se publicó una versión en inglés bajo el seudónimo de C.R.W. Robertson. Aun así la música y letra final en inglés son atribuidas a Katherine Davis y también a Henry Onorati y Harry Simeone.
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió,
los pastorcillos quieren ver a su Rey
le traen regalos en su humilde zurrón
ro-po-po-pon, ro-po-po-pon.
Ha nacido en un portal de Belén,
el niño Dios, ro -po-po-pon
De Estados Unidos llega una de las canciones más hermosas sobre la Navidad, desde 1942. Paradójicamente, su autor es un judío y no un cristiano: el genial compositor estadounidense de origen ruso, Irving Berlin (1888-1989), quien compone “White Christmas” para la película Holiday Inn, de 1942, una de las canciones más grabadas de la historia y hasta 1997, la más vendida. “White Christmas”, que recibe el título en español de “Blanca Navidad” fue cantada por Bing Crosby y regrabada en múltiples ocasiones por infinidad de artistas, existiendo más de 500 versiones en 25 diferentes idiomas. A través de ésta bellísima canción (por cierto, ganadora del Óscar ® como la Mejor Canción Original de 1942), Irving Berlin recordaba las penurias y privaciones que sufrió durante su infancia: “Yo sueño con una Blanca Navidad, tal como aquellas que solía conocer”…
Oh, blanca Navidad, sueño
y con la nieve alrededor
blanca es mi quimera
y es mensajera de paz
y de puro amor
Oh, blanca Navidad, nieve
una esperanza y un cantar
recordar tu infancia podrás
al llegar la blanca navidad
Existen muchísimas más canciones navideñas que merecen ser recordadas y cantadas en ésta época por Hermanos Masones y Profanos, pues finalmente lo que importa es el Espíritu de Amor, de Paz, de Fraternidad, de Unidad familiar y de Amistad ilimitada… podríamos seguir citando canciones, pero el espacio es pequeño y el tiempo es breve. ¡Feliz Navidad a todos mis Hermanos y a sus Familias! Gloria a Dios en las alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de Buena Voluntad.
Mis mejores deseos
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