Pues bien; concluyó el Mundial. Finalizó la Copa del Mundo de Fútbol 2010. Adiós Sudáfrica y gracias por todo. Gracias por el recuerdo, diría Enrique Guzmán. Se acabó. Finito. Hasta luego y hasta dentro de cuatro años, en Brasil 2014, a ver si España es capaz de sostener por segunda ocasión el máximo trofeo del balompié internacional o si nada más fue campanazo único… por bien del fútbol, esperemos que no.
Y ahora, borrachos de entusiasmo, ebrios de pasión futbolera, nos espera la letal cruda, seguida del amargo despertar a la realidad que nos circunda: la de las balaceras fronterizas, las amenazas de guerra en el Golfo Pérsico, los candidatos azules que lloran su derrota, se quejan y amagan con los tribunales electorales… y el cruel y mortífero azote de la Madre Naturaleza y su temporada de huracanes, tifones y ciclones…
Pero es necesario. La mirada del Hombre debe ser en cierta forma como la de Jano. Ver hacia el pasado y hacia el futuro. Y es bueno invocar a Jano, porque este dios exclusivo de Roma, siempre auguraba buenos finales. Hay que felicitar a España por haber logrado la hazaña que pocos países han podido. Ocho en total: Uruguay, Italia, Alemania, Brasil, Inglaterra, Argentina, Francia y ahora España. Con seguridad, en las logias estaremos hablando ésta semana acerca de los postreros momentos futbolísticos. Que si el uruguayo Diego Forlán se merecía el Botín de Oro, que si los holandeses jugaron muy agresivos, que si se merecía España el campeonato, que si el héroe fue Iniesta o Iker… en fin. Y luego… luego la Realidad, la monotonía, la vuelta a lo que durante un mes entero nos negamos a observar: los problemas nacionales, regionales o internacionales que son y deben de ser motivo de charla en las Logias, nuestros centros de reunión donde desbastamos la Piedra en Bruto y cavamos pozos sin fondo a los vicios. Es momento de abrir los ojos otra vez en pos de lo que consideramos la Realidad. Y mejor no ponernos filosóficos con esto de la Realidad, porque no acabaríamos nunca. Mejor aseveramos por ésta noche y las venideras que la Realidad es la que vemos en el día a día mexicano.
El Mundial acabó. Nos llenará esto de nostalgia y añoranza porque finalmente, es un poco como el Surrealismo, “un sueño que nos permite soñar fuera del sueño”. Extrañaremos a los héroes y villanos, genios y figuras que vimos estos últimos treinta días, aunque surgirán otros. Pero démosle tiempo al tiempo para que eso ocurra. Y también esperemos que si el siguiente campeonato tenga más brillantez, mejor lucimiento y que sus figuras sean mejores personajes, verdaderos héroes y grandes avatares del balompié… o si no, necesitaremos otro Pulpo adivino para llenar ese hueco que hoy sí se dejó sentir en Sudáfrica 2010.
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